El matrimonio homosexual se la jugaba hoy en Estados Unidos. El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha rechazado este lunes el recurso presentado por Kim Davis, la exfuncionaria de Kentucky que en 2015 se negó a expedir licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo alegando motivos religiosos y pidió la derogación de la ley. La decisión cierra definitivamente una causa que, según algunos sectores conservadores, podría haber servido para revisar la histórica sentencia que legalizó el matrimonio igualitario en todo el país hace una década. 

Davis, que trabajaba como secretaria del condado de Rowan, se convirtió en una figura emblemática para la derecha religiosa estadounidense tras la sentencia del Supremo en el caso Obergefell contra Hodges, que reconoció el derecho de las parejas del mismo sexo a casarse en virtud de la 14ª enmienda de la Constitución. Tras aquella decisión, el gobernador de Kentucky ordenó a todos los secretarios de condado tramitar las nuevas licencias, pero Davis se negó afirmando que “actuaba bajo la autoridad de Dios”. Su rechazo la llevó a ser encarcelada durante casi una semana por desacato judicial, hasta que otros empleados de su despacho comenzaron a expedir las licencias.

La Administración Trump empezaba a darle la razón a esta exfuncionaria

Posteriormente, el estado aprobó una ley que eliminaba los nombres de los funcionarios de los formularios para evitar conflictos futuros. Varias parejas, entre ellas David Moore y David Ermold, la denunciaron por discriminación, y los tribunales les dieron la razón, imponiéndole una multa de 100.000 dólares por daños emocionales y 260.000 más en costes legales. La exfuncionaria llevó el caso hasta el Tribunal Supremo, con el apoyo de abogados vinculados a grupos religiosos conservadores, y con el beneplácito de algunas figuras afines a la administración de Donald Trump, que veían en su apelación una oportunidad para revisar la Obergefell. Su abogado llegó a calificar aquella sentencia de “ficción jurídica” y a pedir su anulación.

Finalmente, este lunes, el Supremo —de mayoría conservadora— ha rechazado el recurso sin ofrecer ninguna explicación pública, manteniendo así vigente el precedente que garantiza el matrimonio igualitario en Estados Unidos. La decisión supone una derrota para la campaña ultraconservadora que buscaba limitar este derecho, y confirma, al menos por el momento, que la doctrina de Obergefell continúa plenamente en vigor. Aun así, expertos y activistas advierten que el caso Davis evidencia hasta qué punto los avances en derechos civiles pueden seguir siendo objeto de disputa política y judicial.