Efectivos antidisturbios de la policía y decenas de miles de manifestantes se han enfrentado este sábado a Hong Kong durante una protesta prohibida en respuesta por los 45 heridos del pasado domingo.

La policía había prohibido la marcha para considerar que era peligrosa y ha utilizado lacrimógenos en varios puntos del periférico distrito de Yuen Long, en la estación de tren del cual resultaron heridas 45 personas el domingo pasado a manos de un grupo de hombres vestidos de blanco que llevaban cañas de bambú y barras metálicas después de otra manifestación a favor de reformas democráticas.

El número de efectivos policiales desplazados a la zona superaba los 3.000.

La marcha, que ha cubierto un recorrido de 1,6 kilómetros, empezó de forma pacífica hacia las 15.00 hora local, aunque poco antes un hombre había sido detenido después de apuñalar a otro.

En Nam Pin Wai, los agentes han tirado gases lacrimógenos y espray de pimienta a los que cargaban contra los cordones policiales.

Unas manifestaciones que empezaron en junio

La protesta de este sábado ha sido un nuevo capítulo de las manifestaciones que empezaron al principio de junio en Hong Kong contra una controvertida propuesta de ley de extradición, aunque en esta ocasión fue especial no sólo a causa de la prohibición sino al hecho de que en los últimos días muchos en la excolonia británica pensaban que se registrarían enfrentamientos entre manifestantes y miembros de las mafias chinas.

A pesar de la presencia policial, casi la misma cantidad de manifestantes ha vestido de negro –color identificativo de estas protestas– y de otros colores, por miedo de ser identificados por los agresores. También llamaba la atención la ausencia de grandes pancartas.

"Agredieron a la gente sin razón la semana pasada. Daba miedo. Los manifestantes están enfadados y frustrados, los jóvenes piensan que la Policía ha ido demasiado lejos. Los comprendemos", ha dicho a Efe la señora Tam, una residente de Yuen  Long, de 60 años.

Muchas de las tiendas en el distrito han cerrado sus puertas hoy ante el temor a lo que pudiera pasar.

Mientras tanto, la Policía emitió varios comunicados a lo largo de la tarde en los cuales denunció que los "enfrentamientos violentos" se habían saldado con el lanzamiento de "ladrillos y otros objetos duros" contra agentes, y acusa a manifestantes de "sujetar barras de hierro y escudos artesanales", así como arrancar vallas para construir barricadas.

"A partir de las 17.00 (las 09.00 GMT), la Policía ha llevado a cabo una operación de dispersión en Yuen Long. (…) Para evitar que la situación se deteriore más, la Policía ha dicho a los ciudadanos que se marchen (...) y que eviten viajar a Yuen Long", detalla uno de estos textos.

Participar en una manifestación

De acuerdo con las leyes, participar en una manifestación ilegal puede comportar penas de tres y cinco años de prisión y una multa de 5.000 dólares de Hong Kong (639 dólares, 574 euros).

Mientras tanto, los medios oficiales chinos se han hecho eco de las advertencias de la Policía, criticaban la actitud de los manifestantes y publicaban artículos de análisis en los cuales indican que "no hay otra alternativa (para Hong Kong) que integrarse en la China continental.

Las protestas empezaron hace ocho semanas para exigir el fin del proyecto de ley de extradición, que, segín abogados y activistas defensores de los derechos humanos, podría traducirse en un acceso del régimen de Pekín a "fugitivos" a refugiados en Hong Kong.

Para sus detractores, se trata de una ley que intimidará y penalizará a críticos y disidentes del régimen chino, mientras que sus defensores aseguran que busca llenar un vacío legal, ya que no existen fórmulas legales de extradición entre Taiwán, Hong Kong y la China continental.

No obstante, las manifestaciones han derivado hacia demandas más amplias sobre mejoras de los mecanismos democráticos de la ciudad, cuya soberanía recuperó China en 1997 con el compromiso de mantener hasta 2047 las estructuras establecidas por los británicos.