El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, lo tiene claro: el extranjero que quieran vivir en el país tendrá que dominar la lengua del territorio. "Si quieres vivir en el Reino Unido, tienes que hablar inglés. Es sentido común", ha escrito, contundente, en su cuenta de X. Para que este requisito se cumpla, su ejecutivo ha anunciado que aumentarán los requisitos de inglés para los que quieran residir en el país. Starmer está convencido de que la solución para recuperar la prosperidad pasa por sacar adelante una estrategia para reducir "significativamente" el número de inmigrantes en el territorio y así tener "más control" de las fronteras. "Establecerse en el Reino Unido es un privilegio que se gana, no un derecho", insiste en otro tuit.

Starmer promete acabar con "el experimento fallido de las fronteras abiertas"

El primer ministro ha reprochado la gestión del gobierno anterior con respecto a la inmigración y se ha comprometido a poner fin a "el experimento fallido de las fronteras abiertas", que ha desembocado en el "caos". En este sentido, ha asegurado que, bajo el liderazgo de los conservadores, casi un millón de personas extranjeras llegaron al Reino Unido entre el año 2019 y el 2023.

El laborista "promete" al pueblo británico que todos los ámbitos del sistema de inmigración se endurecerán, de manera que las cifras de inmigración disminuirán. De entre la batería de medidas que quiere impulsar el ejecutivo está el aumento del tiempo mínimo de residencia legal para solicitar la nacionalidad británica, que pasará de cinco a diez años. El líder del gobierno considera que las políticas mencionadas son "justas" y recuerda que "sin ellas, se corre el riesgo de que el Reino Unido se convierta en una isla de extranjeros, y no una nación que avanza junta". El gobierno británico afirma que, desde que están al frente del país, 24.000 personas sin derecho a estar en él han sido reanimadas, la tasa más alta en ocho años.

Por su parte, el líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, ha criticado el cambio de rumbo de Starmer, quien "una vez dijo que todas las leyes migratorias son racistas".

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