Todas las portadas abren con la guerra entre Israel y Hamás salvo la de El Punt Avui, que prefiere hablar de la comida del futuro, y El Mundo, que sigue con el "Sánchez caca", la eterna tabarra. Es el tema del día, está claro. El caso es que las portadas titulan con hechos que ya son viejos cuando los diarios llegan al quiosco. De hecho, los títulos de los impresos son los de los webs, de las teles y de las radios de la tarde-noche anterior. Los diarios de papel podrían tener otro papel en la cadena informativa, más analítico, más de contexto, más de fondo. Esta es una guerra —como la de Ucrania— donde incluso los digitales las pasan canutas para seguir el ritmo infernal de las redes sociales y canales de mensajería, donde se publican vídeos, mapas y fotos de los hechos a un ritmo que complica la tarea de verificación y comprobación. Telegram y X son también el reino de los practicantes de la llamada Open Source Intelligence (Osint, por las siglas en inglés de inteligencia de fuentes abiertas), donde gente como OSINTdefender, OSINT (Uri), WarMonitor, OSINTtechnical, Institute for the Study of War o Andrew Perpetua ofrecen buena información sobre las operaciones militares que llega a los móviles de la gente antes que las noticias de los medios de siempre.

Los diarios, incluidos los digitales, pueden relatar los hechos, digamos más superficiales (los bombardeos, los ataques, las declaraciones...), uno tras otro, pero les resulta complicadísimo explicar el fondo de la guerra, unir los puntos con la línea. Informan de que el gobierno israelí ha pedido a los ciudadanos que guarden comestibles y suministros para resistir tres días sin salir de casa, pero no acaban de dar significado al hecho básico y ponerlo en contexto. Lo complica todo el lógico silencio de las autoridades israelíes, no digamos de los cabecillas de Hamás, y la falta de precedentes del ataque del sábado día 7. Quizá es todavía pronto. Todo el mundo está medio en shock (shockeado, dicen los modernitos), periodistas incluidos. La respuesta a la pregunta elemental "¿Qué pasa?", sin embargo, no es que Israel ha decidido asediar Gaza a sangre y fuego o que Hamás matará a un rehén por cada bombardeo sin avisar de los israelíes y retransmitirá los asesinatos en directo. No. Es alguna cosa un poco más compleja que la niebla de la guerra, la confusión y la sorpresa aún no dejan ver.

El riesgo de esta saturación de piezas informativas inconexas —inconexas aparentemente— es que los árboles escondan el bosque. Algunos diarios que quieren levantar un poco la mirada acaban en títulos infantiles o de cómic bélico ("Guerra total contra el terror de Hamás", dice ABC; "Israel responde a los asesinos de Hamás con un asedio total de Gaza", dice La Razón) que pueden utilizarse cualquier día y no dicen gran cosa. O son obviedades que, además, no responden a acontecimientos que han pasado, sino a futuribles ("Israel repondrá a Hamás con un ataque terrestre", dice El Periódico, mientras los ataques que realmente ocurren son aéreos). Claro que las Fuerzas de Defensa de Israel atacarán por tierra. ¿Cómo van a hacerlo? Al final es más seguro ser diario antiguo, que es el papel (nunca mejor dicho) que juegan El País, La VanguardiaAra, que explican con dignidad, lo que ya sabemos por teles, radios y digitales.

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