Rusia está librando simultáneamente una guerra convencional en el frente de Ucrania, y una guerra híbrida contra Europa, combinando los drones, los sabotajes, los ciberataques y los despliegues como los de los misiles hipersónicos con capacidades nucleares en Bielorrusia para intimidar a Occidente sin una escalada directa. Las violaciones del espacio aéreo en Dinamarca, Noruega, Polonia, Rumanía, Finlandia, Estonia y Lituania en los últimos meses han obligado a cerrar aeropuertos e intensifican la sensación de vulnerabilidad, obligando a la OTAN a subir las inversiones en defensa y a los países europeos a invertir en sistemas y muros antidrones. El despliegue de los misiles Oréixnik forma parte de esta estrategia de intimidación y disuasión dirigida contra la OTAN y Ucrania. Rusia advirtió el pasado mes de agosto que había iniciado la producción en masa de los misiles Oréixnik con los que ya atacó Ucrania en noviembre de 2024, y anunció sus planes de desplegarlos en Bielorrusia a finales de este año. Y Putin los ha cumplido.
🚨⚡ Ladies and gentlemen, meet the Oreshnik — Russia’s hypersonic answer to Western arrogance.
— RussiaNews 🇷🇺 (@mog_russEN) September 14, 2025
Six warheads. Blinding speed. Impossible to intercept.
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Imposible de interceptar, según Rúsia
Oreshnik (Орешник), que en ruso significa “avellano”, sigue la tradición rusa de ponerles nombres botánicos a los misiles y armas estratégicas: Yars (abedul), Topol (álamo), Poplar (similar), Bulava (maza, pero con raíz vegetal). Oreshnik encaja perfectamente, simbolizando la tenacidad y la capacidad de "romper defensas" como una nuez dura (krepki oreshok, expresión idiomática rusa). Este misil balístico de alcance medio (Intermediate-Range Ballistic Missile, IRBM) es el orgullo del Kremlin. Vladímir Putin ha presumido en diversas ocasiones de su misil hipersónico de primera generación y ha sacado pecho asegurando que no existe un arma equivalente en el mundo y que es imposible de interceptar por ninguno de los escudos antimisiles occidentales, destacando que la velocidad que alcanza es de Mach 10 (12.000 km/h) o "2,5-3 kilómetros por segundo", hecho que lo sitúa en la categoría de arma hipersónica y lo convierte en indetectable para las defensas antiaéreas enemigas. El Oreshnik, que puede llevar ojivas nucleares y convencionales, cuenta con un mínimo de seis cabezas de guiado individual redireccionables de manera independiente, con vehículos de reentrada hipersónicos, lo que le permite atacar seis objetivos al mismo tiempo. La fase final implica maniobras a muy alta velocidad, generando plasma y trayectorias complejas, pensadas para saturar o esquivar sistemas como el Patriot u otros interceptores modernos.
Rússia va posar en servei a Bielorússia el sistema hipersònic Oréshnik, un míssil balístic capaç d'assolir Mach 10 i amb un abast de fins a 5.500 km. Moscou el considera un element clau de dissuasió estratègica.#Rússia #Bielorússia #Oréshnik #Míssils #Defensa #Geopolítica pic.twitter.com/0UPE8Y8zN3
— Extra News Mundo (@extranewsmundo) December 30, 2025
La propaganda rusa exalta su poder
El misil, que tiene entre 15 y 18,5 metros de longitud, y un diámetro de unos 1,9 metros, está montado en un transportador y lanzador móvil para un despliegue y ocultación rápidos. De medio alcance, puede impactar con objetivos que se encuentran a 5.000 kilómetros de distancia lo que hace que pueda impactar, teóricamente, en objetivos situados en toda Europa en cuestión de minutos e, incluso, con un margen de error de pocas decenas de metros. Los medios de comunicación afines al régimen del Kremlin destacan que el Oreshnik solo tardaría 11 minutos en llegar a una base aérea en Polonia y 17 minutos en llegar al cuartel general de la OTAN o bases ucranianas, reduciendo los tiempos de reacción y saturando defensas como el Patriot. La popularidad del Oreshnik en Rusia llegó a convertir el misil en un símbolo del poder ruso: se difundieron vídeos espectaculares de su impacto y de los daños que sería capaz de infligir a las ciudades europeas, se vendieron camisetas con la imagen del misil junto a Putin e incluso se popularizó el nombre Oreshnik entre los nuevos bebés rusos.
Este es el mapa del alcance del Oreshnik, lanzado desde Bielorrusia, poniendo a toda Europa bajo la mira de un misil hipersónico que alcanza velocidad Mach 10.
— Análise Geopolítica (@AnaliseGeopol) December 30, 2025
Tiempo aproximado de llegada:
Kiev (Ucrania): ~450 km — 1 minuto y 51 segundos
Bruselas (sede de la OTAN): ~1.650 km… pic.twitter.com/mhrbKXV3Xy
Esta retórica propagandística se acentuó después de que Rusia utilizara por primera vez el Oreshnik en combate contra Ucrania en noviembre del año pasado. En aquel ataque, contra una fábrica en Dnipró que construía misiles cuando Ucrania formaba parte de la Unión Soviética, se produjeron explosiones que duraron hasta tres horas, aunque no hubo víctimas mortales. El lanzamiento se efectuó desde la región de Astracán (probablemente desde el polígono de Kapustin Yar), a unos 1.000 kilómetros de distancia, y el misil alcanzó su objetivo al cabo de unos quince minutos.
Pero aunque el Kremlin se esfuerza en presentar el Oreshnik como un arma capaz de burlar cualquier defensa e infligir "daños “catastróficos” a ciudades y mandos europeos, incluso sin recurrir a armamento nuclear, analistas occidentales advierten que, si bien es un avance importante frente a las defensas actuales, la retórica rusa probablemente exagera su invulnerabilidad y su carácter realmente innovador, ya que se trata de una adaptación de sistemas ya existentes. Estos analistas consideran que su uso contra un objetivo puntual y con cargas posiblemente inertes, y los movimientos como los que se han hecho en Bielorrusia, son un mensaje disuasorio dirigido a la OTAN y a la opinión pública, en el contexto de unas negociaciones lideradas por Estados Unidos para alcanzar la paz en Ucrania, más que un verdadero cambio radical en el equilibrio militar sobre el terreno.