Al menos 950 personas han muerto a causa del terremoto de magnitud 6,1 en la escala abierta de Richter registrado en la noche de este martes a unos 46 kilómetros de la provincia afgana de Khost, situada en el este y cerca de la frontera con el Pakistán, tal como han confirmado las autoridades de Afganistán. Según las informaciones recogidas por la agencia estatal afgana de noticias Bakhtar News Agency, al menos 950 personas han muerto y más de 600 han resultado heridas. Las zonas más afectadas han sido Barmala, Ziruk, Naka y Gayan, todas ellas situados en la provincia de Paktika, así como el distrito de Sapari, en la provincia de Khost. El terremoto, tal como ha mostrado la agencia nacional afgana, ha dejado, además, graves daños materiales y ha provocado incluso el derrumbe de viviendas. Así lo ha anunciado el portavoz del gobierno afgano, Bilal Karimi, "desafortunadamente, durante la última noche se ha registrado un grave terremoto en cuatro distritos de la provincia de Paktika que ha matado y ha herido a centenares de nuestros conciudadanos y ha destruido decenas de casas". "Pedimos a todas las agencias de ayuda que envíen inmediatamente equipos a la zona para evitar una mayor catástrofe", ha señalado en un mensaje publicado en su cuenta oficial en Twitter.

Seísmo en diferentes provincias

La mayoría de las muertes confirmadas se han producido en la provincia de Paktika, donde han perdido la vida 255 personas y 150 han resultado heridas, según afirma la agencia estatal Bakhtar News. El potente temblor también ha castigado el distrito de Sapari, en la provincia de Khost, donde se han registrado 25 muertos y 95 heridos, como también en la provincia de Nangarhar. El director general de la agencia Bakhtar, Abdul Wahid Ratllen, ha escrito a Twitter que al menos 90 casas han quedado destruidas en Paktika y se cree que decenas de personas han quedado atrapadas bajo los escombros. Las imágenes en esta provincia próxima a la frontera con el Pakistán mostraban a las víctimas transportadas en helicópteros para ser evacuadas por aire de una zona poco accesible. Las autoridades locales advierten que el número de víctimas puede aumentar si el gobierno central no proporciona servicios de emergencia. El desastre golpea un país sumido ya en el hambre después de que la comunidad internacional la haya abandonado a su suerte después de la llegada al poder de los talibanes, el verano pasado en medio de la caótica retirada del ejército de los EE. UU. de la guerra más larga de su historia. Esta situación probablemente complicará cualquier esfuerzo de ayuda internacional para este país de 38 millones de habitantes.

El Departamento Meteorológico del vecino Pakistán ha calculado el terremoto en una magnitud de 6,1. Los temblores se han empezado a sentir en la capital pakistaní, Islamabad, y en otras partes de la provincia oriental de Punyab. La agencia sismológica europea, EMSC, ha informado de que los temblores del terremoto se han podido sentir en un radio de más de 500 kilómetros, tanto en Afganistán, el Pakistán y la India. A mediados del pasado enero, otro seísmo de 5,3 grados sacudió el noroeste de Afganistán, matando a al menos 26 personas, según datos de la ONU, y destruyendo 800 viviendas, en su mayoría endebles casas de adobe, en diferentes distritos de la provincia de Badghis.