La familia Kennedy está nuevamente de luto. Tatiana Schlossberg, hija de Caroline Kennedy y Edwin Schlossberg, nieta del expresidente de los Estados Unidos John F. Kennedy ha fallecido este martes a los 35 años, ha anunciado la familia a través de un breve comunicado en las redes sociales de la Fundación de la Biblioteca JFK. “Nuestra hermosa Tatiana ha muerto esta mañana. Siempre estará en nuestros corazones”, dice el texto publicado en Instagram y que firman George, Edwin y Josephine Moran, Ed, Caroline, Jack, Rose y Rory. El post se acompaña de una imagen de la joven antes del inicio de su enfermedad.
El pasado noviembre la misma Tatiana había hecho público que sufría una leucemia mieloide aguda a través de un ensayo “Una lucha con mi sangre” que se publicó en la revista neoyorquina The New Yorker. A través del texto, Schlossberg hacía un relato explicando el proceso íntimo y físico que la había llevado a asumir su propio final. En el artículo expresaba el miedo a que sus hijos no tuvieran tiempo de poder recordarla. “No sé si mi hija recordará que soy su madre cuando me haya ido”, escribe.
Su hija pequeña había nacido justamente en mayo de 2024, fecha en la que precisamente fue diagnosticada en el hospital Columbia-Presbyterian de Nueva York. Las dos noticias coincidían en un cruce trágico: la llegada a la vida de su hija y un diagnóstico que rompía toda esperanza para la madre. Al principio se había pensado que era una reacción después del parto, pero finalmente se confirmó la peor de las sospechas, una leucemia mieloide aguda con una mutación rara, conocida como Inversión 3, poco frecuente en personas jóvenes.
Meses de deterioro
Este diagnóstico abría la puerta a un proceso de deterioro continuo de varios meses hasta llegar al trágico final que se ha producido este martes. Tras tener a su hija, pasó cinco semanas hospitalizada, tuvo que enfrentarse a cinco ciclos de quimioterapia, dos trasplantes de médula, ensayos clínicos, infecciones graves y hemorragias posparto. La muerte de Tatiana, una historia trágica, no hace más que aumentar la leyenda negra de una familia marcada por la fatalidad. Si JFK fue asesinado en 1963, una nieta y un bisnieto del exsenador y exfiscal general Robert F. Kennedy fueron dados por muertos en marzo de 2020 tras desaparecer mientras remaban en una canoa en la bahía de Chesapeake, cerca de Washington. Hoy la tragedia ha vuelto a llamar a la casa de los Kennedy.