Japón ha recibido los primeros tres meses de este 2025 10,53 millones de visitantes, por lo cual si sigue esta tendencia, podría alcanzar el nuevo récord anual de 40 millones a finales de este año, por encima de los 36 millones del 2024. Para el mes de marzo y coincidiendo con la floración del cerezo, uno de los suyos principales atractivos turísticos en primavera, el país asiático recibió 3,49 millones. Todo un récord para este mismo mes. Mientras que en febrero tuvo 3,25 millones y en enero, 3,78 millones, récord de un solo mes, según datos publicados este miércoles por la Oficina Nacional de Turismo.

Por países, los tres primeros meses del año, Corea del Sur aportó 2,5 millones de visitantes, seguido de China, con 3,36 millones y de Taiwán, con 1,62 millones, mientras que España se situó en el lugar número 20 con 35.000 visitantes entre enero y marzo. Con respecto a España, la JNTO destacó que la mejora de accesibilidad gracias a la recuperación del vuelo directo entre Madrid y Tokio y el aumento del número de asientos fue uno de los principales condicionantes para el aumento de los visitantes.

Factores como el levantamiento de las medidas anticovid o la debilidad de la divisa local, el yen, que reduce los costes del viajero, impulsan que Japón viva un auge turístico del cual derivan retos logísticos que algunas regiones pararon mediante medidas restrictivas para aliviar la congestión. El último libro blanco anual nipón sobre Turismo refleja que los visitantes extranjeros permanecen y gastan dinero principalmente a las tres áreas metropolitanas del país (Tokio, Osaka y Kioto), y defiende la idea de atraer a los turistas también hacia áreas rurales.

Turismo: una lucha continúa

La pequeña ciudad japonesa de Otaru (Hokkaido) se está viendo ahogada por una ola de turistas que desbordan las autoridades municipales. Últimamente, esta ciudad se ha devuelto un destino popular para los turistas extranjeros, por si solo podría no parecer un problema, pero se ha convertido. Concretamente, las aglomeraciones que se generan en una calle empinada de la ciudad, que permite una gran vista del puerto para hacer fotos, dificultan la vida de los ciudadanos y son un peligro. De hecho, según informa The Guardian, este enero una turista ha muerto tratando de hacer fotografías en la ciudad. En este contexto, las autoridades han dicho basta y han desplegado guardias de seguridad en la zona para gestionar las aglomeraciones de turistas, especialmente contra aquellos más rebeldes que no siguen las indicaciones municipales.

Otaru no es la única localidad japonesa que ha empezado a poner medidas estrictas para limitar los efectos del turismo masivo. Fujikawaguchiko es una ciudad nipona que vive bajo esta presión turística y ha decidido ir directamente. Concretamente, el pasado mes de mayo, el consistorio bloqueó la vista del monte Fuji desde un punto de la ciudad que se había vuelto muy conocida y estaba colapsado por la presencia de turistas.