La historia del independentismo escocés tiene sus orígenes mil años atrás, cuando los reyes de Inglaterra querían convertir a los nobles de Escocia en sus vasallos, cosa que provocó innumerables conflictos y disputas. Desde entonces la idea de que Escocia sea un Estado plenamente soberano ha pasado por muchas etapas: desde su práctica extinción hasta el momento donde se encuentra ahora: fregando superar la barrera del 50%.

Y aunque el único referéndum que se ha hecho fue hace relativamente poco, en el 2014, muchas cosas son las que han cambiado desde entonces, las cuales podrían haber acabado de impulsar el independentismo a conseguir el 50% necesario para convertir Escocia en un Estado independiente. En el 2014 los partidarios del '' se quedaron con el 44,7% de los votos, mientras que los favorables al "No" ganaron el plebiscito con el 55,3% de los votos.

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Imagen del inicio de la campaña del referéndum del 2014 / Foto: Efe

Por un momento pareció que aquella derrota de los independentistas cerraría el tema "para toda una generación", términos con que Edimburgo y Londres sellaron el pacto para hacer el referéndum. Pero dos años después llegó otro referéndum, el del Brexit, que volvió a evidenciar las diferencias entre Escocia e Inglaterra. Si los primeros optaron por quedarse en la Unión Europea (el 62%), los segundos apostaron masivamente por marcharse, hito que se alcanzó en febrero del año pasado.

La difícil salida del Reino Unido del Club de los 27 despertó otra vez las ganas del independentismo escocés de hacer un nuevo referéndum, consciente de que la mayoría de la nación había votado en contra de abandonar la UE. De hecho, la reacción a las encuestas fue inmediata, en cuestión de meses el independentismo pasó del 41% al 48% de los apoyos.

 

Gráfico: Maria López Moya

El otro gran impulso que ha recibido el apoyo a la independencia ha sido la pandemia de la Covid-19. Si sólo el 22% de los escoceses aprueban la gestión que ha hecho el primer ministro británico, Boris Johnson, hasta el 61% valoran positivamente la de su primera ministra, Nicola Sturgeon, que casi siempre se ha avanzado al líder conservador a la hora de aplicar las restricciones. Eso también queda reflejado en las encuestas, donde se puede ver cómo mientras el 'Sí' a la independencia se ha enfilado hasta superar el 50%, el 'No' ha llegado a caer al 39%.

Si Sturgeon revalida o amplía la mayoría en el Parlamento de Holyrood y fuerza a Johnson a convocar un segundo referéndum, todo parece indicar que el margen será mucho más estrecho que en el 2014. La eficacia en el proceso de vacunación y los vacíos sobre la viabilidad económica de la independencia jugarían a favor del unionismo, mientras que la buena gestión del gobierno escocés y todos los problemas derivados del Brexit lo harían a favor del independentismo.

El SNP, 14 años en el poder

Si todo va según lo previsto el Partido Nacionalista Escocés (SNP) se consolidará todavía más al poder, después de llevar ya 14 años gobernando. Desde el 2007 el partido que ahora lidera Sturgeon se ha convertido en la primera fuerza en la Cámara. De hecho, las únicas veces que no lo ha sido fue durante las dos primeras elecciones autonómicas (1999 y 2003), en las que se impuso el Partido Laborista, formación que desde Downing Street impulsó la llamada 'Devolución de poderes', que restituyó el Parlamento de Escocia.

En los últimos años, el Partido Verde Escocés, también partidario de la independencia, se ha sumado al SNP, reforzando la mayoría independentista y aumentando la pluralidad del movimiento. En las elecciones de este jueves todavía habrá un nuevo partido en las papeletas. Se trata de Alba, la formación de l'exprimer ministro Alex Salmond, aunque la mayoría de encuestas prevén que no obtendrá representación.