Algunos incidentes se han producido ante el Santo Sepulcro de Jerusalén, después de que la oficina técnica del recinto ha limitado a 1.800 personas las plazas para asistir a la ceremonia del fuego sagrado cristiana ortodoxa. Muchos fieles ortodoxos han querido estar presentes en la ceremonia, pero no han podido entrar, y eso ha provocado tensión con la policía israelí, que ha intentado mantener el aforo pactado. Eso ha provocado una polémica con varias iglesias orientales, que se han quejado de que se limitaba la asistencia a la práctica religiosa.

La periodista israelí Jana Beris ha negado que se hubiera vulnerado la libertad de culto, y ha aportado el documento de la oficina técnica del Santo Sepulcro, donde se fija el límite de aforo. "Las iglesias han acusado a Israel de limitar la libertad de culto al dejar que solo 1.800 personas pudieran entrar en la ceremonia del fuego sagrado. La policía ha remarcado que ha sido por seguridad. Este documento deja claro que la misma oficina técnica del Santo Sepulcro lo ha fijado", ha apuntado.

La policía ha hecho esfuerzos por contener los numerosos cristianos ortodoxos que querían entrar en el Santo Sepulcro, no siempre con éxito y con un punto de impotencia, con imágenes que se han hecho virales a la red. Como pasa siempre en estos casos, algunos lo han aprovechado para hacer propaganda de sus posiciones en el conflicto árabe-israelí.

El fuego sagrado es una creencia de la iglesia ortodoxa que data del año 328 d.C., y que representa una luz azul que sale de la tumba de Jesús y que se transforma en fuego, el día antes de la Pascua Ortodoxa, que se celebra este domingo. A partir del fuego se encienden después velas. Antes de que se encienda el fuego, el Patriarca ortodoxo se arrodilla dentro de la capilla delante de donde sale el fuego, con multitudes que lo esperan en el exterior. Cuando se enciende el fuego, el Patriarca sale de la iglesia con dos velas encendidas. El fuego santo es llevado después a Grecia con un vuelo especial, y se hace de manera similar a otros países ortodoxos o con grandes iglesias ortodoxas, como Rusia, Ucrania, Georgia, Bulgaria, Líbano, Rumania, Egipto, Chipre, Macedonia del Sur, y Serbia.