Hace solo una semana que el presidente de los Estados Unidos y posible reelecto, Donald Trump, ha reanudado la campaña para la presidencia los próximos cuatro años después del parón impuesto por la Covid-19. Lo hizo en el BOK Center de Tulsa, en Oklahoma, el pasado 21 de junio, que tiene un aforo para 19.000 personas. Pero no lo llenó. Adolescentes y jóvenes tiktokers y fans del K-Pop habían reservado asientos sin presentarte en el mitin y las imágenes mostraban que gran parte de las graderías estaban vacías. Sin embargo, en el estadio sonaba You can not always get what you want de los Rolling Stones, canción de la que Trump se ha apoderado como banda sonora de su campaña. La banda interpreta desde hace 52 años este tema, con una escenografía que poco tiene que ver con el ideario que pregona el presidente norteamericano: camisetas adheridas al cuerpo, labios rojos, sombras en los ojos y defendiendo todo el abanico de condiciones sexuales.

La apropiación de la canción no ha gustado a los Rolling, que este sábado han avisado en un comunicado -publicado por la prensa norteamericana- de que pondrán una demanda a Trump si no deja de utilizarla en sus mítines. "Si Donald Trump persiste, se enfrentará a una demanda para reproducir música de manera no autorizada", dicen Mick Jagger y Keith Richards. Los Rolling explican que han solicitado a su equipo de abogados que estudien el caso para impedir que Trump pueda utilizar los temas de la banda. El grupo se ha puesto en contacto incluso con BMI, Broadcast Music, Inc., una de las asociaciones más importantes que protege los derechos de autor.

"Esta podría ser la última vez que el presidente Donald Trump utiliza canciones de los Stones", avisa el comunicado, publicado en el diario Deadline, especializado en informaciones sobre Hollywood. "A pesar de las directivas de cese y desistimiento de Donald Trump en el pasado, los Rolling Stones están tomando medidas adicionales para impedir que utilice sus canciones en el futuro en cualquiera de sus campañas políticas", advierten.

Los Rolling hace tiempo que le avisan

En noviembre de 2016 Trump se proclamaba nuevo presidente de los Estados Unidos. Justo después de que acabara su discurso victorioso y ante miles de seguidores en el hotel Hilton de Nueva York, por los altavozes empezó a sonar You can not always get what you want. Trump se paseaba satisfecho por el escenario, alimentado por la canción de los Stones. Jagger, al ver la imagen, tuiteó en el instante: "Estoy viendo las noticias. Quizás me llaman la atención porque siento You can't always get what you want. Basta". Fue un primer aviso. En varias ocasiones desde entonces, los Rolling ya tuvieron que pedir al candidato republicano que no utilizara sus canciones. Trump ponía también en sus mítines Start me up, Sympathy for the Devil y Brown sugar. No fueron el único grupo; Adele y R.E.M también se quejaron del uso de sus canciones. Avisos y peticiones a los cuales Trump no ha hecho nada de caso.

En la campaña por las presidenciales del 2020, Trump también ha tenido problemas para utilizar canciones en sus mítines sin la autorización de los autores. La familia de Tom Petty, muerto en el 2017 por una sobredosis, advirtió al presidente Trump que no utilizara el I won't back down. Explican que el cantante nunca habría querido que su canción fuera utilizada "en una campaña de odio".

¿Trump puede utilizar sus canciones?

Más allá de las quejas de los artistas, la duda es si Donald Trump tiene derecho legal a usar las canciones, una vez pagados los derechos de autor. BMI aclara que la campaña tiene una licencia para entidades políticas y tiene derecho a acceder además de 15 millones de canciones. Sin embargo, esta licencia incluye una cláusula que permite a los artistas excluir del listado de canciones sus obras. Eso es lo que han hecho los Rolling Stones y si ahora Trump sigue utilizando sus piezas, se expone a una demanda.

You can not always get what you want, incluída en el disco de los Rolling Stones Let It bleed de 1969, ha sido interpretada desde entonces en casi todas las giras del grupo. Es uno de los momentos relajados de sus explosivos directos, una canción que se compuso al final de los sesenta, la década de los sueños, el tiempo en que los jóvenes confiaban en transformar el mundo.