El presidente de los EE.UU., Joe Biden, espera tener una cumbre fructífera este miércoles con el presidente chino, Xi Jinping, después de haber estabilizado la relación entre los EE.UU. y China, evitando los meses de tensión que ha habido entre las dos superpotencias. Mientras los conflictos continúan en el Oriente Medio y en Europa, Biden se prepara para la lucha por la reelección. En este sentido, Biden quiere esquivar cualquier otra crisis en pleno mandato.

Antes de las conversaciones, los funcionarios de los EE.UU. se han asegurado de gestionar las expectativas, diciendo que no esperaban largas listas de resultados ni tampoco ninguna declaración conjunta. Puertas abiertas a cualquier cosa que pueda pasar. El objetivo del encuentro y de las conversaciones se centra, básicamente, al restablecer los canales de comunicación, principalmente a través del ejército, para evitar la falta de comunicación, errores de cálculos o nuevos conflictos abiertos.

Biden ha dicho antes de marcharse hacia California que definiría el éxito de la reunión como volver a un "curso normal" con China. Eso quería decir mantener cierta correspondencia "poder levantar el teléfono y hablar entre nosotros si hay una crisis, y asegurarnos que nuestros ejércitos tengan contacto entre sí".

Durante la mayor parte del año pasado, los funcionarios norteamericanos han estado estableciendo las bases para la cumbre Biden-Xi de esta semana. Con el objetivo de restablecer los canales diplomáticos entre los dos países, el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, se ha reunido tres veces con el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi. Paralelamente, mientras que el secretario de Estado, Antony Blinken, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y el enviado climático de los Estados Unidos, John Kerry. Todos han viajado a Beijing.

Las propuestas también se han extendido a la otra dirección: los funcionarios más altos de China –incluido el ministro de Asuntos Exteriores– viajaron en los Estados Unidos para reunirse con sus homólogos norteamericanos. Los funcionarios de los Estados Unidos han dicho que se habían establecido consultas en el ámbito de trabajo con Beijing sobre temas especialmente delicados como el control de armas y cuestiones marítimas.

Objetivo: evitar los conflictos entre China y los EE.UU.

Momento de alto riesgo. La cumbre coincide con un momento de tensión. A pesar de una relación personal profunda y aparentemente cálida, cultivada durante su mandato como vicepresidentes, Biden y Xi han supervisado un deterioro de las relaciones entre los Estados Unidos y la China al nivel más bajo en décadas.

A pesar de una relación personal profunda y aparentemente cálida, cultivada durante su mandato como vicepresidentes, Biden y Xi han visto un deterioro de las relaciones entre los Estados Unidos y la China al nivel más bajo en décadas.

Corte en las comunicaciones

China cortó la comunicación militar con los Estados Unidos después de la visita que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, hizo en Taiwán el verano pasado. Los funcionarios de la administración de Biden han estado trabajando desde entonces para restaurar el canal, pero estos esfuerzos se vieron obstaculizados por el tenso episodio que involucró un globo espía chino que Biden ordenó hacer caer a principios de este año. Una fuente familiarizada dijo que era probable que Biden planteara el tema a Xi de paso.

La última vez que Biden habló cara a cara con Xi estuvo hace un año en Bali, donde los funcionarios norteamericanos describieron el objetivo como establecer un "piso" para la relación. La reunión fue cordial, pero tampoco produjo una lista de resultados significativos.