Leyes abusivas, sistemas judiciales que no respetan el estado de derecho o políticas que persiguen al colectivo LGTBI, este sueño algunos de los motivos que han llevado a la Comisión Europea a adoptar medidas contra Hungría y Polonia. El dúo más compenetrado de la extrema derecha europea se ha visto privado de fondos europeos por sus derivas autoritarias. Ahora, el voto favorable de estas naciones en las medidas contra Rusia por sus acciones en Ucrania es imprescindible, ya que hace falta unanimidad, y todo es una oportunidad para los gobiernos ultras para volver a optar en los fondos europeos, según informa elDiario.es.

Entre los presidentes húngaro y el polaco, Viktor Orbán y Mateusz Morawieck, siempre ha habido una estrecha relación. Los dos líderes de extrema derecha han actuado y se han protegido mutuamente ante las sanciones o los intentos de represalias de la Unión Europea. Sin embargo, hay sanciones que no han podido esquivar y ahora la guerra se ha convertido en su mejor opción para seguir disfrutando.

El caso de Polonia

Las leyes homófobas y la falta de independencia de su poder judicial han costado en Polonia parte de los fondos de plan de recuperación europeo. La imagen de Polonia ha cambiado drásticamente a lo largo de los tres meses de guerra en Ucrania, ya que ha sido el país que más refugiados ha acogido. El estado polaco ha pasado de ser un enemigo interno de la UE en el abanderado de la retaguardia humanitaria del conflicto ucraniano. La cruzada de gobierno polaco contra las acciones de Putin podrían hacer pensar que serían de los más estrictos con las sanciones, pero sería un error. A veces ha sido ambiguo en sus posicionamientos y la gestión de los refugiados ucranianos los ha ayudado a presionar para recuperar los fondos europeos. Hasta el punto que, si procede, el papel del país en la acogida de refugiado hará que la Comisión Europea desbloquee sus fondos de recuperación la semana que viene.

El caso de Hungría

Mientras que Polonia se ha cubierto con la capa de buen samaritano mes cubrir sus propias violaciones en los fundamentos de la Unión Europea y conseguir que se desbloqueen sus fondos de recuperación, la agresividad de Hungría sigue otros caminos. Próximo a Putin durante años y escéptico con el apoyo a Ucrania, Víktor Orbán no se ha alineado con los 27 en casi nada desde que el 24 de febrero empezó la invasión. Su oposición constante a las acciones de la UE, retrasan las sanciones y bloquean la respuesta comunitaria. Una situación de malestar que Orbán querría aprovechar para recuperar los fondos europeos que se le retiraron para violar los principios de la Unión. Según informa elDiario.es, las negociaciones entre la UE y Hungría para que esta acepte la prohibición de las importaciones de petróleo ruso avanzan y se acercan a los fondos que fueron bloqueados. El problema es que para trabajar en la independencia energética los países de la Unión pasan, por una parte, de fondos europeos que Orbán, por ahora, no tiene acceso, pero podría acabar teniendo cómo apunta que pasará en Polonia.