Estados Unidos ha anunciado esta pasada noche su retirada del Pacto Mundial de la ONU sobre Migración y Refugiados, una decisión tomada en último término por el presidente, Donald Trump, animado por uno de sus asesores más próximos, el ultranacionalista Stephen Miller, ante el escepticismo del Departamento de Estado y la única oposición de la persona que finalmente tuvo que declarar la salida de la organización: la embajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley.

Nikki Haley. Foto: Departamento de Estado.

"Estamos orgullosos de nuestra herencia de inmigrantes y nuestro liderazgo moral al brindar apoyo a las poblaciones de migrantes y refugiados en todo el mundo", según declaró ayer Haley. "Pero nuestras decisiones sobre las políticas de inmigración tienen que ser tomadas por los norteamericanos y sólo por los norteamericanos. Nosotros decidiremos la mejor forma de controlar nuestras fronteras y quien recibirá autorización para entrar en nuestro país", remachó.

Estados Unidos acaba así su vinculación con un pacto basado en la declaración de Nueva York del 2016, a lo que se unió el entonces presidente Barack Obama, y para la cual el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), tenía que proponer a la Asamblea General del 2018 un plan de acción para los movimientos de inmigrantes y refugiados.

La declaración incluía también un conjunto de compromisos diseñados para garantizar la protección de los Derechos Humanos de los migrantes, mejorar la cooperación internacional en materia de seguridad fronteriza y disuadir a los gobiernos de detener niños inmigrantes. El pacto también delineó un plan para un tratado internacional, o "compacto", que sería rematado por el Asamblea General de la ONU a finales del 2018

"Muchas disposiciones de la Declaración son incompatibles con la política de EE.UU. sobre inmigración y refugiados, así como con los principios de la administración Trump", según el documento de retirada, confirmado por el secretario general de la ONU, António Guterres.

Stephen Miller. Foto: Gage Skidmore.

Trump tomó la decisión el viernes

Trump se decantó por la retirada hace dos días, convencido por Miller, por su jefe de Gabinete y punta de lanza del Departamento de Seguridad Interior en materia de inmigración durante los primeros meses de su administración, John Kelly, y por el fiscal general, Jeff Sessions.

El Departamento de Estado se opuso en principio a la decisión pero acabó cambiando de opinión, según fuentes de Foreign Policy próximas al desarrollo de las conversaciones.

La de Haley fue la única voz abiertamente disidente hasta el final, argumentando que Estados Unidos tendría una mejor oportunidad de influir en el resultado de las conversaciones referentes a eso que empezarán próximamente en Puerto Vallarta (México), si participaba en el proceso. El presidente acabó desautorizándola.

Con esta medida, la Administración Trump prosigue con su política de desvinculación de organizaciones y pactos de Naciones Unidas, así como de acuerdos firmados en su momento por su predecesor, Barack Obama, entre ellos del Acuerdo de París sobre el clima y de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

 

Foto de portada: Frontera EE.UU. - México en El Paso. Foto: Office of Representative Phil Gingrey.