El primer ministro de Bulgaria, Rosen Zhelyazkov, ha anunciado este jueves en el Parlamento la dimisión de su gobierno tripartito, encabezado por los conservadores, tras protestas multitudinarias este miércoles, en las que decenas de miles de ciudadanos reclamaban su dimisión con acusaciones de corrupción.
“Hemos escuchado la voz de la sociedad”, ha afirmado el primer ministro, cuyo gobierno asumió el poder en enero y estaba formado por el conservador GERB, el Partido Socialista Búlgaro (BSP) y el populista y antisistema ITN. La protesta de este miércoles, la tercera de los últimos días convocada por el partido opositor europeísta PP-DB, reunió a muchos jóvenes y exigió la dimisión del Ejecutivo y la convocatoria de nuevas elecciones, que serían las octavas desde 2021.
Una caída antes del euro
La caída del gobierno llega pocos días antes de que Bulgaria comience a poner en circulación el euro el 1 de enero, y después de varias protestas surgidas a raíz del rechazo al primer presupuesto estatal elaborado con la nueva moneda única. La semana pasada, el Ejecutivo retiró su proyecto de presupuesto para 2026, que preveía incrementos de impuestos, cotizaciones y diversas tasas. La decisión llegó tras las protestas y las críticas contundentes de la oposición.
A pesar de la retirada del plan presupuestario, las movilizaciones han continuado en un país que ha celebrado siete elecciones nacionales en solo cuatro años –las últimas, en octubre de 2024– en un contexto de profundas divisiones políticas y sociales.
La protesta de este miércoles, la tercera en pocos días y convocada por el partido opositor europeísta PP-DB, reunió a numerosos jóvenes y volvió a exigir la dimisión del Ejecutivo y la convocatoria de nuevas elecciones, que serían las octavas desde 2021.
¿De dónde viene la polémica?
La indignación de muchos manifestantes se dirigió especialmente contra el ex primer ministro Boiko Borisov, líder del GERB, y contra el oligarca Delyan Peevski –sancionado por Estados Unidos y el Reino Unido por corrupción–, cuyo partido minoritario, DPS-Nuevo Comienzo, ofrecía un apoyo clave al gobierno tripartito, que no dispone de mayoría absoluta.
Aunque ni Borisov ni Peevski forman parte formalmente del gobierno, todos los analistas coinciden en que ejercen una influencia decisiva en la toma de decisiones del Ejecutivo de Zhelyazkov. Diversos politólogos búlgaros consideran que Peevski tiene también una gran influencia en el sistema judicial, los servicios de seguridad, buena parte de los medios de comunicación y otros sectores estratégicos de la economía del país, el más pobre de la Unión Europea.
“¡Dimisión! Fuera Peevski y Borisov del poder”, fue el lema central de la marcha del miércoles, que contó con una amplia participación de estudiantes. Durante la protesta, se proyectaron con luz mensajes como “La mafia, fuera del poder” en la fachada de la sede del gobierno.
Según una encuesta publicada este jueves, las movilizaciones han erosionado el apoyo al GERB, partido ganador de las últimas elecciones, y el 82% de los encuestados reclama un cambio profundo en el modelo de gobierno, incluyendo una renovación de liderazgos y un sistema judicial más eficaz. El más reciente índice de percepción de la corrupción elaborado por Transparencia Internacional sitúa a Bulgaria en el penúltimo lugar de la Unión Europea, solo por delante de Hungría.