Un terrorista árabe israelí ha cometido un atentado este viernes en el paseo marítimo de Tel Aviv, atropellando a los peatones, y ha causado la muerte de un turista italiano y varios heridos, también turistas, procedentes de Italia y Gran Bretaña. El terrorista ha intentado disparar después contra la gente y ha sido abatido finalmente por la policía. El hecho ha causado alarma en la segunda ciudad israelí y también estupefacción porque tenía pasaporte israelí.

El ataque en Tel Aviv ha cerrado una jornada convulsa en la zona, con extrema violencia, y la alarma ha empezado a sonar en la comunidad internacional. Por la mañana, dos hermanas judías con pasaporte británico han sido asesinadas por terroristas árabes en el Valle del Jordán cuando iban en coche con su madre, que ha resultado herida. Fuentes israelíes han indicado que los terroristas usaron fusiles de asalto Kaláshnikov, e hicieron una veintena de disparos, desde un vehículo. El atentado ha sido celebrado en las escaleras de la explanada de las mezquitas (Montaña del Templo para los judíos) coincidiendo con el viernes, día santo musulmán. La policía israelí ha hecho 15 detenciones por ondear banderas de organizaciones terroristas.

Por su parte, compañeros de las dos chicas asesinadas, de la localidad de Efrat (Cisjordania, o Judea o Samaria para los judíos), se han concentrado en señal de luto en el mismo lugar donde se ha producido el atentado, y han orado por las dos chicas y su madre.

Todo eso ha pasado cuando, en una situación inusual, el grupo terrorista Hamás atacó el jueves el norte de Israel lanzando una treintena de cohetes desde el Líbano, cosa que provocó la réplica del ejército hebreo, que bombardeó el territorio libanés. Ha sido la crisis más importante entre Israel y el Líbano desde la guerra del 2006, y tiene el peligro de desestabilizar el país de los cedros. La situación ya era muy complicada con un sur del país controlado por el grupo terrorista Hezbolá, pugna con suníes y cristianos maronitas, y un reparto del poder que se aguanta con grandes contradicciones. Hay que tener en cuenta además que Hamás es suní, mientras que Hezbolá es chií, cosa que supone un factor más de desestabilización.

La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) confirmó que se habían oído explosiones cerca de Tiro, e hicieron un llamamiento al Líbano e Israel a detener inmediatamente todas las acciones que trabaran la denominada Línea Azul entre los dos países. Gran Bretaña y Egipto también han hecho un llamamiento para desescalar, y lo mismo han hecho los EE. UU., sobre todo con contactos entre las partes. El ejército israelí ha informado de que en esta ocasión no atacaría a Hezbolá y se centraría solo en Hamás, para evitar una guerra.

En paralelo, Hamás lanzó también la noche del jueves 43 cohetes y un misil antiaéreo desde Gaza, el territorio que controla desde el golpe de Estado contra Al Fatah, cosa que también originó una respuesta del ejército israelí bombardeando diez "blancos militares" en el territorio de la franja. De los cohetes lanzados por los árabes, nueve no consiguieron entrar en el espacio aéreo israelí y cayeron dentro de la misma franja, dos más fueron lanzados por error en dirección al mar Mediterráneo, 14 estallaron en espacios abiertos del territorio israelí, y ocho fueron interceptados por la batería antimisil Cúpula de Hierro. En cambio, un cohete explotó en un área poblada de la ciudad de Sderot, vecina de la franja, sin daños humanos.

Cohetes de Hamás contra Israel Gaza EFE
Cohetes lanzados por Hamás desde Gaza EFE

A principios de semana se produjeron fuertes incidentes en la mezquita de En el Aqsa, en la explanada, después de que la policía israelí entrara para localizar armas y fuegos artificiales que estaban escondidos, y que sospechaban que se utilizarían contra los judíos que visitan estos días la Montaña del Templo coincidiendo con el Pésaj, la Pascua judía. Los judíos tienen permiso para visitar la montaña, pero no los dejan rezar, según los acuerdos bilaterales negociados en su día por Moshe Dayan con Jordania. Este año las celebraciones son especialmente delicadas porque el Pésaj, y, por lo tanto, también la Pascua cristiana, coinciden con el Ramadán.