Para beber, normalmente coges una botella, llenas un vaso con su contenido, y te lo bebes sorbiendo por el borde del vaso. ¿Verdad? En ocasiones puedes prescindir del vaso y beber directamente de la botella, si bien se considera una guarrada si luego has de compartirla. Pero en España, además, existe otra forma de beber, un estilo que para nosotros forma parte de la cultura popular mientras que para los extranjeros es toda una sorpresa: a chorro. Y para ello es necesario un utensilio especial llamado porrón… ¡que se inventó en Catalunya! Una de las creaciones más insignes junto a estas otras:

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Hoy, desde la comodidad de La Tumbona de ElNacional.cat, te explicamos cómo apareció este invento y se fue difundiendo por toda España.

Del ritón al porrón, o como el ingenio medieval inventó otra forma de beber a chorro

Seguro que, si has visto pelis o series de vikingos, los has visto bebiendo de cuernos. Parece la forma más salvaje de beber, propio de bárbaros que trasiegan hidromiel. Pero, sorpresa: también los romanos bebían de cuernos. Y sí, bebían por el borde ancho, o sea que los cuernos de beber eran vasos muy chulos pero muy incómodos. Pero, en algún momento de la antigüedad, a alguien se le ocurrió romper o perforar la punta inferior, y así se bebía del chorrito que salía.

Una vez se descubrió esta forma de beber, se empezaron a fabricar recipientes así, lo que llamaban ritón, que podía ser un cuerno perforado o una pieza de cerámica, a la que cada vez se le fueron dando formas más imaginativas, como éste encontrado en Apulia, que data del siglo IV a.C.:

Ritón de cerámica. Imagen: ArchaiOptix, CC BY-SA 4.0.
Ritón de cerámica. Imagen: ArchaiOptix, CC BY-SA 4.0.

Ahora bien: seguía siendo todo muy incómodo. Como vaso para beber del borde, seguía siendo un rollo apoyarlo en una mesa, había que usar soportes especiales o llevarlo todo el rato en la mano. Pero como ritón, con el fondo perforado, ¡tocaba beberse el contenido del tirón o se perdía todo!

Beber de un ritón no era tan distinto a hacerlo de un porrón. Imagen: Mentnafunangann, CC BY-SA 3.0.
Beber de un ritón no era tan distinto a hacerlo de un porrón. Imagen: Mentnafunangann, CC BY-SA 3.0.

Esto siguió siendo así en el Mediterráneo hasta bien entrada la Edad Media. Pero, entonces, quizá entre los siglos XIV y XV (de ese siglo es el porrón más antiguo conservado, en el monasterio de Poblet), algún ceramista en Catalunya tuvo una idea: ¿y si se fusionara en un único objeto una botella (con capacidad de almacenar sin que se pierda y con base plana para apoyarla sobre una mesa) con un ritón (para beber a chorro a placer)? ¿Sería tal cosa posible? Lo fue: eso es exactamente un porrón: una botella con ritón.

La expansión del porrón desde Catalunya

El invento y desarrollo del porrón lo estudió en 1939 el folclorista Joan Amades. Posiblemente los primeros se fabricaran en cerámica, y luego la idea voló hasta las Baleares para regresar a la península vía Valencia (y posiblemente se iba difundiendo de forma interna por Aragón). En algún punto de este camino, el material preferente para fabricarlos pasó a ser el vidrio. Y así, durante los siglos de la modernidad, en España se bebía en porrón además de en vaso. Lo cual no dejó de sorprender a los visitantes. Algunos, como George Orwell, no para bien, según explicó en su Homenaje a Cataluña:

“Comíamos en mesas de caballetes, muy largas, y en platos de hojalata grasientos, y bebíamos con algo horrible que llamaban «porrón»... una especie de frasco de vidrio con un brazo puntiagudo del que brota un chorro de vino cada vez que lo levantas en alto; así puedes beber a distancia, sin tocar el porrón con los labios, y lo puedes pasar de mano en mano. Yo, en cuanto vi cómo funcionaba, lo del porrón, me impuse y exigí un vaso. A mis ojos, los porrones se parecían demasiado a los orinales de vidrio para los enfermos, especialmente cuando estaban llenos de vino blanco”

Hoy, el uso del porrón va de bajada, circunscrito a restaurantes o lugares tradicionales, y sobre todo, a los pueblos de toda España, donde el tiempo siempre transcurre un poquitito más lento, y las tradiciones tardan algo más en abandonarse. Como sabemos todos aquellos que vamos a veranear a los pueblos de nuestros padres y abuelos, y en la piscina, en el campo, donde sea, acabamos cada verano bebiendo vino, cerveza o la mezcla que sea desde ese ingenioso porrón que, al parecer, se inventó algún ceramista anónimo catalán durante la Edad Media.