Extremadura, en la lengua leonesa medieval significaba el “lejano extremo”. Pero mucho antes de ser aquel enigmático y solitario “Far-south” del reino medieval de León; fue Lusitana, el país de la nación celtibérica de los lusitanos; y de su líder Viriato, que llegó a tener a la Loba Capitolina romana contra las cuerdas. Y fue, también, la tierra donde -después de la muerte de Viriato y la derrota de los suyos- floreció una original cultura local; resultado del sincretismo entre la vieja tradición celtibérica y de la nueva y rampante civilización romana. Una original cultura local que nos dejaría un legado que, pasados veinte siglos, aún nos desvela mil reflexiones.
Después vendría la larga Edad Media -de cotas y mallas, de monjes y profanos y de pobladores y fugitivos- Extremadura, el “Far-south” de las empresas expansivas leonesa -y, también, portuguesa y castellana- sería una tierra abandonada -áspera y solitaria-, entre el mundo cristiano y europeo del norte y la originalidad andalusí y oriental del sur. Una tierra laboriosamente adaptada para arraigar en ella una sociedad y proyectarla hacia el futuro. Un proceso lento y farragoso, cubierto por el polvo de las cabalgatas de los míticos guerreros y de las caravanas de los esforzados repobladores; que culminaría con la creación de ciudades, pueblos y monasterios, creados con miles de piedras silenciosas que han visto y escuchado la historia.
Y esto es lo que vamos a “descubrir”. Aquella Extremadura desconocida; la del espectacular y sugerente legado romano; la de las enigmáticas -a veces sombrías pero reveladoras- ciudades medievales; la de los imponentes y silenciosos monasterios; la de la original forma local de la lengua galaico-portuguesa, la de sus espectaculares paisajes naturales y la de su riquísima tradición eno-gastronómica que clava sus raíces en la Edad Media. Vamos a “descubrir” aquella Extremadura que, durante siglos, ha estado injustamente oculta tras los tópicos que la han estigmatizado. Vamos a “descubrir” aquella Extremadura que nunca nos explicaron.
¡Apúntate aquí y no dejes que te lo expliquen!🙌🏼
¿Cuándo vamos?: Del 8 al 13 de abril de 2026
¿Adónde vamos?
Día 1. Barcelona-Trujillo-Cáceres. Vemos, tocamos, sentimos, escuchamos y saboreamos Extremadura
Salimos de Barcelona en un Tren de Gran Velocidad y hacemos el recorrido hasta Madrid. Allí nos espera un autocar, exclusivo para nuestro grupo, y nos desplazamos hasta Extremadura. La primera toma de contacto con nuestra “aventura extremeña” la tendremos en Trujillo; la vieja Turgalium lusitana y romana. Almorzaremos en el Parador, situado en el castillo medieval que desde la cima de una colina domina la ciudad. Acto seguido nos desplazaremos hasta la misteriosa y enigmática Cáceres, la Norba Caesarina romana y que en la fala de Extremadura (la forma local del galaico-portugués que trajeron los repobladores medievales) se denomina Caçris. En la vieja Caçris estableceremos nuestro campamento base.
Día 2. Mérida; la antigua Emérita Augusta, el “Manhattan” romano en la península
La segunda jornada de nuestra “aventura extremeña” la destinaremos a “descubrir” Mérida, la antigua Emerita Augusta romana y que, según la arqueología actual, podría haber sido la ciudad más poblada de la península ibérica durante la dominación de la Loba Capitolina. Nuestra particular exploración de los grandes edificios de la época imperial (el Teatro y el Anfiteatro, la Domus, la Cripta del Templo y el Arco de Trajano), nos permitirá una inmersión en aquel original mundo antiguo peninsular, producto de un singular sincretismo entre las viejas formas indígenas -que se conservarían entre los estratos más populares de aquella sociedad- y la impuesta y rampante civilización romana.
Día 3. Guadalupe, el monasterio y la villa. El eco de la Revuelta de los Remensas
La tercera jornada de nuestra “aventura extremeña” transcurrirá en Guadalupe. En esta pequeña villa, no solo “descubriremos” el Monasterio, probablemente el mejor y más bien conservado edificio del estilo arquitectónico mudéjar (el sincretismo entre las expresiones artísticas del norte leonés y cristiano y del sur andalusí y musulmán). También “descubriremos” que este monasterio tiene una extraordinaria importancia para nuestra historia. Detrás de las paredes de este gran edificio, Fernando el Católico “arbitró” el fin de la Revuelta de los Remensas catalana, la gran revolución campesina del siglo XV que cambió la fisonomía de Catalunya, poniendo el país sobre las vías de la igualdad, de la justicia y del progreso.
Día 4. La Sierra de Gata, la Extremadura más remota
La cuarta jornada de nuestra “aventura extremeña” la destinaremos a “descubrir” la Extremadura más remota. Aquella que ni siquiera imaginamos. Una Extremadura de extraordinarios paisajes naturales y de una gran riqueza cultural. El valle de Gata, encajonado en rincón geográfico entre las llanuras leonesas del Duero y las vegas portuguesas del traspaís de Coímbra; ha sabido conservar su patrimonio natural y enogastronómico; y la histórica lengua extremeña; ... ¡¡¡y mayoritaria en la época medieval!!! -la fala de Xálima- que los filólogos castellanos de principios del siglo XX, sorprendidos por su permanencia, llamarían “el gallego de Extremadura”.
Día 5. El valle del Jerte. Un regalo para los sentidos; y la murria y enigmática Plasencia
La quinta jornada de nuestra “aventura extremeña” la destinaremos a “descubrir” el valle del Jerte, para contemplar la floración de algunos de los más de dos millones de cerezos que inundan el territorio. Durante los últimos años, esta floración se ha alargado hasta finales de abril, y si esta tendencia continúa, nuestro particular “descubrimiento” del “valle de los cerezos” será un regalo para los sentidos. Para la vista y el olfato, sobre todo; y puede ser, también, para los otros sentidos. Y por la tarde, después de comer, “descubriremos” Plasencia, la capital histórica de la Alta Extremadura; una ciudad de origen medieval que fue creada -como dice el origen etimológico de su nombre- “para placer a Dios y a los hombres”.
Día 6. Parque Natural de Monfragüe
En la sexta y última jornada de nuestra “aventura extremeña” nos adentraremos en uno de los espacios naturales más singulares de Europa: Monfragüe, en el valle del río Tajo; es el mejor lugar de avistamiento de aves salvajes de la península ibérica. En Monfragüe es posible avistar especies tan populares y, a la vez, tan amenazadas como las cigüeñas negras, los alimoches, los buitres o las genuinas águilas imperiales (que en otro tiempo fueron las grandes dominadoras de los cielos peninsulares). Después de esta extraordinaria inmersión en la fauna salvaje y de una singular experiencia eno-gastronómica, nos dirigiremos hacia Madrid, para volver a casa con un Tren de Alta Velocidad.
Extremadura nos espera para que "descubramos" uno de los territorios más desconocidos e incomprendidos del continente. Para que rompamos los mitos, prejuicios y estigmas que, injustamente, la han perseguido durante siglos. Extremadura es algo más que los conquistadores castellano-leoneses que masacraron a la población nativa americana. O que "Las Hurdes" que le "descubrieron" a Alfonso XIII. O que el "Plan Badajoz" de regadíos y pantanos que implantó Franco. O que la lacra del caciquismo que, de forma tan cruda y real, nos mostraron en "Los Santos Inocentes". Es mucho más. Y, por eso, vamos. Para "descubrir" aquella Extremadura que no nos explicaron.
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