Nos vamos a Bretaña. Más concretamente en el extremo occidental del país. Después de la Revolución francesa (1789-1794), aquel territorio fue denominado Cornualles y más tarde Finisterra; pero desde muchos siglos antes —desde la Edad de los Metales—, los bretones habían conocido aquella punta de tierra que se adentra hacia el océano como Bro Kernev. Según la tradición bretona, Bro Kernev es una expresión céltica que significa "el país resistente". La misma tradición afirma que esta definición surgiría después de la retirada romana (siglos V y VI), cuando Bro Kernev se convirtió, no tan solo un foco de recuperación de la ancestral cultura céltica, sino también en un reducto de resistencia a las invasiones germánicas procedentes del centro y del norte de Europa.

Bro Kernev, por su posición geográfica, se convertiría en el centro de la cultura y de la historia bretona; y, en la actualidad, es la parte del país de la Bretaña que mejor conserva este patrimonio. Bro Kernev es el país de los bosques frondosos y misteriosos de druidas y de hadas que, hace miles de años, inspiraron los relatos fantásticos que querían explicar el origen del universo. Bro Kernev es, también, el país de los poblados y de los castillos medievales que fueron el escenario de las leyendas artúricas. Y es, también, el país de las costas recortadas, de los majestuosos precipicios coronados por faros enigmáticos y solitarios que explican la historia de varias estirpes de piratas que, entre los siglos XV y XVII, fueron el terror de la navegación atlántica.

Kemper, nuestro campo base

Kemper (Quimper en francés) será el campo base en este viaje. Es una pequeña ciudad de 65.000 habitantes, atravesada por el río Odet y a 20 kilómetros de la costa; que es la capital histórica de Bro Kernev. Su trama urbana histórica, acurrucada en torno a la catedral de Saint-Corentin, es la concentración de patrimonio monumental mayor del territorio. Paseando por sus calles, plazas y placitas (la rue Kereon, la place Au Berry) y por sus edificios visitables (el Hotel de Boisbilly o la Chapelle de los Jesuitas); tienes la impresión de que has atravesado el túnel del tiempo, y te mueves a caballo entre la edad media y de los convulsos años que precedieron la Revolución Francesa.

Crozon

No es posible conocer la esencia de Bretaña sin adentrarse en sus parajes naturales que, hace miles de años, inspiraron los grandes relatos de la mitología céltica. Y eso es lo que haremos en Crozon, una península totalmente perfilada por espectaculares precipicios, situada en el extremo occidental del parque natural de Armórica. Daremos un paseo por la naturaleza, por la cultura y por la historia; a través del camino forestal que perfila la cabeza de la Gavr (de la Chevre, en francés; y de la Cabra, en catalán). En la Gavr conoceremos el misterio de la antigua ciudad de Ker-Is, que la tradición céltica explica que fue engullido por el océano como castigo de los dioses por los pecados de sus habitantes.

Ninguno de Gavrn
Cabo de Gavr

Illa de Sein

El país de Bro Kernev es tierra y es agua. Los bosques y los pastos son surcados por infinidad de ríos que desaguan en la costa. Y la costa está salpicada por infinidad de islas y de islotes, que, desde siempre, han sido la prolongación de la vida que se gestaba en el continente. La isla de Sein será otra de nuestras experiencias. La pequeña villa portuaria transmite una sensación de soledad y de indefensión ante la bravura del mar y de los elementos meteorológicos, pero también de poderosa determinación por la supervivencia en un entorno hostil. Y el Cementerio de las Coléricas y los megalitos que lo rodean nos explicarán cómo aquella sociedad interpretaba los misterios de la vida y de la muerte.

Illa de Sein
Isla de Sein

Melrand y los bosques artúricos

Melrand es uno de los accesos a una extraordinaria mata boscosa de docenas de kilómetros de longitud, que inspiró las leyendas artúricas. Melrand está en la zona oeste, la menos conocida y la menos pisada. Desde Melrand accederemos a una zona forestal que fue un foco de civilización desde la Edad de los Metales (tercer milenio a. C.) hasta poco después del año 1000 de nuestra era; y conoceremos un poblado, reconstruido con un gran acierto, de finales de esta época: la de la leyenda de Arturo, Ginebra y la Mesa Redonda de Camelot; la de los míticos druidas que fueron arrinconados por la evangelización y la de Konan el Borni, el primer soberano independiente de Bretaña.

Melrand
Melrand

Pontivy y el castillo de los Rohan

Pontivy está sobre el cruce de los países bretones de Bro Kernev, de Bro Wenned y de Bro Sant Bieg. Y sobre el límite que separaba el país de lengua céltica y el país de lengua románica (el galón, la lengua latina de los bretones). Y es, también, otro de los accesos a la formidable mata boscosa de la leyenda artúrica. Pero nuestra visita a Pontivy tendrá otro propósito. Pontivy es la villa que acoge el castillo de Rohan, el palacio-fortaleza medieval más impresionante del país de Bro Kernev; y el teatro de operaciones de los frecuentes conflictos bélicos que, durante los siglos centrales y finales de la edad media enfrentaron a bretones, franceses e ingleses por el dominio del territorio.

Castillo de los duques de Rohan. Pontivy
Castillo de los duques de Rohan. Pontivy

Concorneau

Concorneau, situada en un abrigaño de la costa sur de Bro Kernev (sobre la orilla de un puerto natural) es, para explicarlo de una forma comprensible, el "barrio marítimo" de Kemper. De hecho, durante siglos, ha sido el "puerto de Kemper"; y en la actualidad es una de las ciudades que mejor explica la histórica relación entre la sociedad bretona y el océano Atlántico. Concorneau, con la isla que cierra el puerto natural, fue una fortaleza marítima a finales de la edad media. Y fue, también, el escondite de aquellos piratas primigenios, como la capitana corsaria Jeanne de Belleville, de apodo "la leona bretona", figura importante de la independencia del país.

Concorneau
Concorneau

Locronan

En Locronan el tiempo se detuvo en el siglo XVII. Las paredes de las casas y los adoquines del pavimento, construidos con la misma piedra de granito azulado, crean la sensación de transitar por una gran caja escénica. En la actualidad, Locronan es un abrigaño de paz y de quietud, que ve pasar los días y los años con parsimonia. Pero en la época de las grandes navegaciones atlánticas (siglos XVI y XVII) fue el principal centro productor de velas de barco del país. Al pasear por sus calles y plazas, o por la iglesia de Saint-Rohan (construida sobre un antiguo santuario celta) todavía parece que resuenan las voces de los menestrales, de los armadores y de los hostaleros de aquella época dorada.

Locronan
Locronan

Esta es mi propuesta. Nuestra propuesta, para una experiencia inmersiva en la cultura céltica y en la historia de la Bretaña; que será inolvidable para todos los que la disfrutamos. Megalitos enigmáticos precipicios formidables, faros solitarios, islas sorprendentes, bosques misteriosos, castillos imponentes, leyendas inquietantes, druidas y hadas… La Bretaña en estado puro, y Bor Kernev, su alma, en vuestras manos. Os espero!!! Os esperamos!!!