Cloudflare, la enorme red que protege, acelera y sostiene una parte descomunal de internet, ha vuelto a experimentar una incidencia de alcance global por segunda vez en los últimos 30 días. Cuando Cloudflare cae, el temblor se nota en todas partes. Plataformas como Canva, LinkedIn o, incluso, Downdetector, que utilizan sus servicios para agilizar cargas y amortiguar ataques, han sufrido caídas visibles para los usuarios: páginas que no cargaban, funcionalidades que respondían a medias o directamente errores 500 en cadena. Pero la afectación no se ha quedado ahí: miles de webs pequeñas y grandes, e-commerce, aplicaciones SaaS y servicios menos mediáticos han quedado atrapados en el mismo paréntesis digital.
¿Por qué una sola empresa puede hacer tambalearse media internet? Porque Cloudflare no es solo un escudo: es un punto de paso masivo. Una autopista por donde circula una parte gigantesca del tráfico mundial. Cuando esta autopista sufre una incidencia —un corte, un atasco, un problema de rutas o configuración— el efecto se multiplica a una velocidad sorprendente.
¿Qué ha pasado en Cloudflare?
Todo indica que la situación se está estabilizando, pero todavía no hay un diagnóstico público que explique el origen del fallo. Muchas plataformas ya han recuperado el servicio, pero falta que Cloudflare publique un post mortem detallado una vez tengan todas las piezas del rompecabezas. El primer aviso oficial ha aparecido a las 08:56 UTC, con un mensaje conciso pero suficientemente alarmante: Cloudflare había detectado un problema que afectaba a múltiples clientes. Hacia las 09:09 UTC han hecho una actualización indicando que estaban investigando y a las 09:12 UTC han confirmado que se ha implementado una solución y que están monitorizando los resultados.

¿Qué es Cloudflare?
Cloudflare es, dicho rápido y claro, una de las grandes columnas vertebrales de internet. No es una red social, ni un buscador, ni un proveedor de alojamiento; es más bien una capa intermedia que se interpone entre una web y el mundo exterior para hacer que todo funcione mejor y más seguro.
- Protección contra ataques. Cloudflare actúa como un escudo. Cuando una web recibe un ataque —sobre todo los famosos DDoS, que colapsan un servidor enviándole una avalancha de tráfico falso— es Cloudflare quien aguanta la embestida y filtra lo que es legítimo de lo que no.
- Aceleración y rendimiento. Distribuyen contenido a través de una enorme red de servidores repartidos por todo el mundo. Esto significa que, si entras en una web, normalmente no te conectas a su servidor original sino a un punto de Cloudflare que tienes más cerca. El resultado: páginas que cargan más rápidamente.
- DNS e infraestructura básica. También gestionan servicios esenciales como DNS (el “libro de teléfonos” de internet), rutas, certificados de seguridad y todo un surtido de herramientas que muchas webs utilizan sin ni darnos cuenta.
Millones de webs y aplicaciones —desde gigantes como Canva hasta tiendas pequeñas— dependen de ellos. Por eso, cuando Cloudflare tiene un mal día, media red tiembla.