El eco por los graves insultos racistas que se escucharon ayer en Valencia dentro y fuera del campo de Mestalla contra el jugador del Real Madrid Vinícius Junior, han desbordado el ámbito del deporte y se han esparcido por la campaña electoral. El domingo, al acabar el partido, el jugador madridista denunció que el racismo es normal en la Liga española y que España es visto como un país racista. Diferentes dirigentes políticos y candidatos, entre los cuales la vicepresidenta Yolanda Díaz, o los presidentes Isabel Ayuso y Ximo Puig, han salido a negar que los cánticos racistas que se escucharon representen al conjunto de la sociedad. Sin embargo, la polémica ha desbordado las fronteras del Estado. El presidente del Brasil, Luíz Inacio Lula Da Silva, entre otros, han hecho oír sus protestas y el apoyo a Vinícius.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reclamado a través de un tuit en su cuenta de Twitter "tolerancia cero con el racismo en el fútbol". "El odio y la xenofobia no tienen que tener cabida en nuestro fútbol ni en nuestra sociedad", ha advertido, además de añadir el comunicado de condena por estos hechos del Consejo Superior de Deportes.

Los insultos a Vinícius comenzaron ya en la calle, antes del partido, y siguieron dentro del campo, pero la tensión sobre el césped se disparó en el minuto 70, cuando Vinícius se encaró con un grupo de aficionados valencianistas acusándolos de proferir insultos racistas contra él. El partido se detuvo hasta que desde los altavoces del estadio se advirtió a los aficionados. No obstante, con la reanudación del juego no pararon los incidentes, también entre los jugadores, hasta el punto que una nueva tangana entre los dos equipos acabó con la expulsión del propio Vinícius y el jugador abandonó el campo dirigiendo a todo el público gestos ofensivos.

Por la noche, el jugador hizo un tuit denunciando que no era la primera vez que se encontraba en esta situación, que el racismo es normal en la Liga, que la Federación lo consiente y que los rivales lo animan. "Hoy en Brasil, España se conoce como un país de racistas", asegura el deportista.

La mayor parte de reacciones políticas han rechazado que los cánticos racistas que se escucharon en Mestalla representen la situación en España. La vicepresidenta del gobierno, Yolanda Díaz, ha garantizado que el Gobierno trabajará para acabar con el racismo o cualquier forma de discriminación, pero ha rechazado las acusaciones de Vinícius. "Los cánticos racistas en los estadios de fútbol no representan a nuestro país, ni a ninguna afición de fútbol", ha asegurado.

También Díaz Ayuso ha asegurado durante su intervención en el Foro ABC que España "no es un país racista". "La imagen que se ha trasladado es realmente perjudicial, encima, es que es mentira", ha asegurado la presidenta madrileña, que ha aprovechado la ocasión para comparar estos gritos racistas en el estadio de Mestalla con "las ofensas contra el Rey".

Rechazo en Valencia

Igualmente, el presidente de la Generalitat valenciana y candidato del PSPV-PSOE, Ximo Puig, ha negado las acusaciones generalizadas. "El público de Mestalla en absoluto creo que sea racista", ha asegurado Puig, que ha atribuido los hechos que se produjeron en el estadio valenciano a "un caldo de cultivo que genera la extrema derecha".

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, ciudad donde se produjeron los hechos, ha alabado que se haya identificado y sancionado a los responsables de los insultos racistas contra el jugador. "La mejor fórmula para que nadie se atreva a generalizar injustamente una ciudad o una afición por los ataques racistas de unos energúmenos es evitando el enraizamiento de estos comportamientos", ha argumentado.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha condenado "rotundamente los ataques y agresiones racistas" que sufrió el jugador y que ha atribuido a la "normalización de los discursos de odio, racista y xenófobo", momento que ha aprovechado para lanzar una puntada a la periodista Ana Rosa Quintana. Por su parte, el ministro de consumo, Alberto Garzón, ha exigido una respuesta contundente de la Liga y sanciones para que no vuelva a pasar. Garzón ha asegurado que "el racismo está muy inoculado en partes específicas de las aficiones", especialmente las que son más ultras.

También la vicealcaldesa de Madrid y candidata de Cs a aquel ayuntamiento, Begoña Villacís, ha asegurado que "España no es un país racista", pero ha advertido que no se puede mirar a otra lado ante de este tipo de hechos.

Vox se consideran ellos los agredidos

El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha quitado hierro a la situación asegurando que los insultos que sufrió el jugador son "violencia verbal" y que le parece mucho más grave el hecho de que se estén produciendo ataques "físicos" contra candidatos, militantes y voluntarios de su partido en actos electorales. Espinosa ha asegurado que su partido sigue con preocupación ataques "muy serios", con "violencia física y real", contra su militancia en actos de comunidades como el País Vasco o Catalunya, pero también en Madrid, donde, según ha asegurado, les tiran piedras.

El debate no ha quedado tan solo dentro de las fronteras del Estado español. El presidente brasileño, Luíz Inacio Lula da Silva, ha salido en defensa del futbolista desde Hiroshima donde ha participado en la cumbre del G-7. El mandatario brasileño se ha referido a este tema al empezar su intervención en la rueda de prensa de clausura de la cumbre. Se ha solidarizado con el jugador y ha reclamado que la FIFA y la Liga española y de otros países actúen para no permitir que el fascismo y el racismo se instalen en los estadios. "Le llamaron mono. No es posible, en pleno siglo XXI, tener un prejuicio racial tan fuerte en tantos estadios de fútbol," ha lamentado.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha tenido que pronunciarse durante una rueda de prensa posterior a la celebración de reunión de responsables de Exteriores en Bruselas. "La sociedad española es una sociedad mayoritariamente tolerante. Es una sociedad que rechaza claramente el racismo y, por descontado, por parte del gobierno de España no quedará ninguna duda ni ninguna cobertura sobre ninguna actitud de racismo, de intolerancia o de rechazo del pluralismo", ha asegurado al ministro.