Hay muchos elementos que sitúan las elecciones generales del 2023 ante el espejo de las del 2011. A pesar de todavía no poder conocerse los resultados de los comicios de este año, la previa tiene similitudes. Victoria abrumadora del PP en la primera vuelta (las elecciones autonómicas y municipales) y una losa enorme para el PSOE que focaliza en Ferraz todas las críticas (la crisis económica en 2011, y los pactos con el independentismo en 2023). Todo sea dicho, también: los socialistas llegaban mucho más desangrados hace 12 años de lo que lo hacen ahora.

🔴 ¿Cuándo son las Elecciones Generales 2023 en España? Fechas clave y candidatos

En primer lugar, la crisis económica de aquellos años había dejado a José Luís Rodríguez Zapatero tan tocado, que el entonces presidente del Gobierno ya había anunciado ocho meses atrás que no se presentaría a la reelección. En su lugar lo hizo Alfredo Pérez Rubalcaba, que podía presumir de haber capitaneado el Ministerio del Interior responsable de poner punto final a la actividad armada de ETA. Eso no animó lo suficiente al electorado español, que entregó La Moncloa a Mariano Rajoy a través de una mayoría absoluta de 186 diputados. En aquella época de fuerte bipartidismo, los socialistas consiguieron 110 escaños.

La crisis económica, que provocó cifras espantosas de paro y de deuda pública, ya dejó muy herido al PSOE a las elecciones autonómicas del 22 de mayo del 2011: El PP consiguió gobernar con mayoría absoluta en las Islas Baleares, en el País Valencià, Murcia, Castilla-La Mancha, Madrid, Castilla y León, La Rioja y Cantabria. Incluso Izquierda Unida permitió que el PP gobernara por mayoría simple en Extremadura. Asturias quedó en manos de Foro Asturias y los socialistas solo se pudieron conformar con entrar en coalición en un gobierno de UPN en Navarra.

A pesar de que la derrota del 28-M no fue tan estrepitosa como la del 2011, Pedro Sánchez llegará a las elecciones generales con la batalla autonómica bien perdida. Alberto Núñez-Feijóo se coronó el pasado mes de mayo y ahora aspira el 23-J a hacerse con el bastón de mando español. Y, además, llega con una buena piedra en su zapato: sus pactos con el independentismo durante la última legislatura es lo que más le castiga en estos comicios de julio.

Primeros años de Sánchez: reparto del voto con Podemos y defenestración del PSOE

La figura de Pedro Sánchez explica la historia del PSOE en la última década, ya que llegó a la capitanía de Ferraz ya hace nueve años. La crisis económica aparecida durante el mandato de Zapatero provocó también una crisis en el PSOE. Fue sustituido por Rubalcaba. Pero después del fracaso del partido en las elecciones europeas del 2014, este dio un paso al lado y Sánchez ganó las primarias para convertirse en el secretario general del partido.

Los primeros años de Sánchez no fueron muy bien. Su llegada a la capitanía del PSOE coincide con la entrada de Podemos en el tablero político, que empieza a engullir sin escrúpulos voto socialista. En las elecciones generales del 2015, el PSOE se queda en segunda posición con 90 diputados, pero la fragmentación parlamentaria evita una investidura de Rajoy y vierte el país a una repetición electoral en junio de 2016. En aquellos comicios, Sánchez pierde a cinco diputados y sufre presión mediática e interna de su partido para abstenerse en el Congreso de los Diputados y dejar gobernar al PP en solitario. Tozudo, Sánchez dimite como secretario general de los socialistas para no tener que ceder y Ferraz pasa a estar comandada por una gestora.

 

Cinco años de liderazgo electoral del PSOE

Desde aquel punto, Sánchez empieza una remontada. En menos de un año, le vence el pulso a Susana Díaz y recupera la secretaría general del PSOE. Y un año más tarde, en mayo del 2018, aprovecha los escándalos de corrupción del PP para impulsar una moción de censura y birlarle la presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy.

Desde entonces, en los últimos cinco años, el PSOE ha sido el favorito de los españoles en las encuestas y en las urnas. Los ciudadanos de este Estado volvieron a unas generales en 2019 después de que Sánchez no pudiera aprobar los Presupuestos Generales, y los socialistas cambiaron el marcador: 123 escaños para el PSOE y solo 66 diputados en el Congreso para el PP, con Ciudadanos casi haciéndole un sorpasso a los populares (57 escaños). Sin embargo, Sánchez no consiguió reunir suficientes apoyos para una investidura y se convocaron elecciones en noviembre de aquel mismo año.

La ciudadanía española castigó severamente a Albert Rivera por no haber encajado las manos con Pedro Sánchez aquella legislatura y Ciudadanos pasó de 57 escaños a solo 10. El PSOE se mantuvo en primera posición y consiguió, entonces sí, configurar el primer gobierno de coalición de la democracia española con Unidas Podemos. Ni la pandemia del coronavirus ni la guerra de Ucrania y sus consecuencias económicas han podido tumbar el liderazgo de Sánchez. Pero en los últimos meses se han empezado a ver las debilidades del presidente, que han acabado con la hegemonía del PSOE en el mapa español: sus pactos con el independentismo y el efecto Feijóo.

 

El efecto Feijóo reconquista las autonomías, empezando por Andalucía

El mes de junio del 2022 marcó el inicio de la conquista autonómica del PP de Feijóo. En Andalucía ya gobernaba el PP desde el 2019, pero en el 2022 consiguió una mayoría absoluta histórica que preveía una reconquista popular de las autonomías españolas empezando por el sur. Así se produjo el 28-M. La victoria abrumadora del PP desangró al PSOE, que llega a las elecciones generales del 23-J con la esperanza de que la estratégica convocatoria de unas elecciones anticipadas pueda cambiar el marcador.