Tal día como hoy del año 1424, hace 595 años, moría en Alcolea de Cinca (Aragón) la princesa Isabel de Aragón, esposa de Jaime de Urgell ―último conde de Urgell― e hija del conde-rey Pedro III y de su cuarta esposa Isabel de Fortià. Isabel de Aragón, nacida en Barcelona el año 1376, era también hermanastra de Juan I (1350-1396) y de Martín I (1356-1410), los dos últimos soberanos catalanoaragoneses de la dinastía Bellónida-Aragón. Isabel de Aragón había sido casada con su primo segundo Jaime de Urgell (1407) y, por lo tanto, también primo segundo de los dos últimos soberanos Bellónida-Aragón, con el propósito de asegurar un recambio sucesorio en caso de que el único hijo de Martín I no consiguiera sobrevivir a su padre, como así fue. Martín el Joven murió en la campaña de Cerdeña en 1409.

Muerto Martín I (1410), y después de la negativa del antipapa Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, a culminar la legitimación del infante Federico de Aragón-Rizzari (hijo natural de Martín el Joven y la aristócrata siciliana Tarsia Rizzari), un grupo de personalidades de la cancillería del difunto conde-rey presentaron la candidatura de Isabel a la sucesión, al margen de los movimientos que estaba efectuando por su cuenta su marido Jaime de Urgell. Desde un punto de vista legitimista, Isabel era la persona destinada a suceder a Martín I: era la familiar más próxima al difunto conde-rey (hermanastra). Más aún que Fernando de Antequera, que sería proclamado en Caspe (1412), sobrino de Martín I (era hijo de Eleonor de Sicilia, hermana de Juan I y de Martín I).

No obstante, cuando se pactaron las condiciones para la celebración del Compromiso de Caspe (Concordia de Alcañiz, 1412), la candidatura de Isabel, aunque estaba en primera posición de la línea sucesoria, ni siquiera pasó el primer filtro. Su candidatura se desestimó por su condición de mujer. Aquella decisión, que fue justificada con el supuesto argumento de que nunca ninguna mujer había heredado los dominios catalanoaragoneses, tenía en realidad una motivación política: las poderosas clases mercantiles de Barcelona y de València tenían mucho interés en entronizar al rico matrimonio formado por Fernando de Trastámara y Eleonor de Alburquerque. Después de la derrota y encarcelamiento de Jaime de Urgell (1413), el Trastámara ordenaría desterrar a Isabel hasta su muerte.