Tal día como hoy del año 1936, hace 85 años, las guarniciones militares situadas en Catalunya se rebelaban contra los legítimos gobiernos de la Generalitat y de la República. Aquel golpe de estado se había iniciado tres días antes (16/07/1936) en la guarnición militar de Melilla. Durante el día 17 la rebelión se propagó al resto de guarniciones militares del Protectorado español de Marruecos (Tetuán, Ceuta, y Laratxe); y durante el día 18, la secundaron algunas guarniciones militares de las islas Canarias y de la Península (Tenerife, Sevilla, Córdova, Toledo, Valladolid, Burgos, Vitoria, y Zaragoza). En todas estas plazas, los golpistas —con la colaboración de civiles paramilitares de extrema derecha— se impusieron a la legalidad republicana.

A primera hora del día 19 las diversas unidades militares de las guarniciones situadas en Catalunya salieron a la calle, con el objetivo de ocupar los centros de poder y los edificios de compañías estratégicas. Pero a diferencia de lo que había pasado en otras ciudades donde se había impuesto el golpe de estado, en Barcelona los golpistas no contaron, prácticamente, con ningún tipo de apoyo civil. Según la prensa de la época (La Vanguardia, edición del 19/07/1936), durante los dos días anteriores la policía de la Generalitat había practicado varios registros en sedes de grupúsculos de extrema derecha, había practicado un número no determinado de detenciones y había confiscado una cantidad no determinada de armas cortas y largas.

En Barcelona, uno de los mandos rebeldes más destacados fue el coronel Francisco Jiménez Arenas, que había sido nombrado gobernador de Catalunya después de los Hechos del Seis de Octubre de 1934 (intervención de la Generalitat y cierre del Parlament). Según algunas fuentes, Jiménez Arenas dirigió a un pelotón militar que, en las Ramblas, disparaba a diestro y siniestro contra cualquier persona. No obstante, el gobierno de Catalunya organizó la defensa de la legalidad, y los Mossos d'Esquadra, los Guardias de Asalto, la Guardia Civil, y pelotones de paisanos armados (CNT-FAI, Estado Catalán, Rabassaires); neutralizaron el intento golpista. Barcelona sería la única ciudad de la República donde los golpistas serían derrotados en combate abierto.