Tal día como hoy del año 1674, hace 344 años, las autoridades francesas, que desde 1659 ocupaban los condados del Rosselló y de la Cerdanya, detenían a los líderes de un complot urdido en Vilafranca del Conflent (Catalunya Nord) y desarticulaban una conspiración que había previsto un levantamiento armado por todos los condados catalanes ultrapirenaicos para expulsar del territorio a la administración y el ejército francés. El complot, conocido como "la Conspiración de Vilafranca", estaba liderado por Manuel Descatllar i Dessoler, de Vilafranca del Conflent que, con anterioridad, ya había estado implicado en la segunda revuelta anti-francesa de los Angelets de la Terra  (1670-1674) y que había pagado con el destierro.

La cancillería del rey hispánico Felipe IV había cedido a la del rey francés Luis XIV la soberanía de los condados del Rosselló y de la Cerdanya después del Tratado de los Pirineos (1659) que ponía fin a veinticuatro años de hostilidades entre Madrid y París. La transferencia de la soberanía se había efectuado violando las Constituciones de Catalunya —la relación bilateral entre el Principat y la corona—, que prohibían al rey hispánico separar cualquier territorio catalán sin la previa aprobación de las Cortes catalanas. También la transferencia de soberanía de los condados norcatalanes había sido la constatación de la derrota militar y diplomática hispánica en aquel conflicto que dirimía el liderazgo europeo.

Francia desarticula la conspiración de Vilafranca. Grabado francés de Perpiñán. (Principios del siglo XVIII). Fuente Bibliothèque Nationale de France

Grabado francés de Perpinyà (principios del siglo XVIII) / Fuente: Bibliothèque Nationale de France

Desde 1659 los condados norcatalanes eran un avispero de revueltas que consumía una parte importante de las energías de Francia. Cuando se produjo la Conspiración de Vilafranca, Mazzarino —primer ministro francés— ya había abandonado el proyecto de intercambiar los condados norcatalanes por los Países Bajos hispánicos de habla francófona. La cultura punitiva que imperaba en la corte hispánica —que magnificaba el castigo a los catalanes por la Revolución independentista de los Segadors (1640-1652)— había evitado cualquier posibilidad de acuerdo. La dominación francesa, que acabaría imponiendo un brutal estado policial, llevaría a la detención y la ejecución de Manuel Descatllar y de los líderes de la conspiración.