Tal día como hoy del año 1485, hace 533 años, el rey Fernando II —cuarto monarca catalanoaragonés de la dinastía Trastámara— ordenaba la ejecución de Pere Joan Sala, líder de los campesinos en la segunda revolución remensa. Pere Joan Sala, nacido en Granollers de Rocacorba (Gironès) en una fecha incierta, había liderado la segunda revuelta campesina que había estallado en enero de 1485. Sala, comandando a un numeroso ejército campesino, derrotó a las tropas del rey en Montornès del Vallès, y se disponía a atacar y conquistar Granollers y Barcelona. En aquel punto, el rey Fernando II —atemorizado por la dimensión que había adquirido la revuelta— le envió una embajada ofreciéndole una concordia. Pero el incumplimiento de los pactos de alianza que el rey Juan II —padre de Fernando II— había suscrito con los campesinos durante la primera revolución remensa (1462-1472), habían provocado la más absoluta desconfianza de Sala y de los campesinos que lideraba a la oferta de la corona.

Pere Joan Sala y sus capitanes, envalentonados por la victoria militar en Montornès y por el titubeo del rey, expulsaron a los mediadores del campamento remensa, e iniciaron la marcha sobre Granollers. Pocos días después serían parados y derrotados en las puertas de la ciudad por un ejército formado por la hueste real y por la de los mercaderes de Barcelona. A pesar de la inferioridad de recursos del ejército de Sala, las fuentes revelan que los campesinos lucharon con una bravura que sorprendió al propio rey: "los dichos campesinos como rabiosos se defendían". Las mismas fuentes revelan que en aquella batalla murieron ciento cincuenta campesinos y fueron hechos prisioneros cuatrocientos, entre los cuales estaba Sala. Fernando II ordenó que fuera conducido a las mazmorras de Barcelona. Sala sería brutalmente torturado y condenado a morir decapitado. Y acto seguido, por orden del rey, sería descuartizado y sus restos extendidos.