Tal día como hoy del año 1503, hace 519 años, en Alcalá de Henares (Corona castellanoleonesa), nacía Fernando de Habsburgo y de Trastámara, hijo de Felipe de Habsburgo (conocido como Felipe el Bello) y de Juana de Trastámara (mal llamada Juana la Loca) y hermano pequeño de Carlos de Gante. Durante su primera infancia (1503-1506) le asignaron un papel secundario, oscurecido por la presencia constante de su hermano mayor Carlos, que había sido nombrado heredero de Felipe (heredero de Maximiliano, archiduque independiente de Austria, y de María, condesa independiente de Borgoña y de Flandes) y de Juana (heredera de Fernando, rey de la corona catalanoaragonesa, y de Isabel, reina de la corona castellanoleonesa).

Pero la prematura e inesperada desaparición de Felipe (1506) deterioró la relación entre el abuelo Habsburgo y el abuelo Trastámara (las dos abuelas ya estaban muertas). Este enfriamiento fue causado por los rumores que, con bastante fundamento, señalaban a Fernando el Católico como el asesino de su yerno Felipe. En aquel momento, Maximiliano ordenó que el heredero Carlos no fuera a los estados peninsulares de sus abuelos maternos hasta que se le pudiera garantizar su seguridad. Carlos sería acogido y protegido en la corte de su abuela paterna (Flandes) y no volvería a poner los pies en la península Ibérica hasta pasados doce años (1518), cuando ya hacía dos que había muerto Fernando el Católico. De esta manera, Maximiliano se aseguraba de que el heredero de aquel conglomerado territorial sería su nieto Habsburgo.

En aquel contexto, Fernando el Católico jugó una carta inesperada y retuvo a Fernando de Habsburgo dentro de sus dominios. Los dos hermanos crecieron separados y fueron educados en ambientes radicalmente opuestos. Mientras que Carlos (1500) fue educado en Flandes y no entendía ni una pizca de catalán ni de castellano; Fernando (1503) fue educado a caballo entre Toledo y València y no entendía ni una pizca de alemán ni de neerlandés. Las fuentes documentales apuntan a la posibilidad de que Fernando el Católico en algún momento habría valorado la posibilidad de alterar el orden de los patrónimos de su nieto (Trastámara pasaba a primer lugar y Habsburgo quedaba en segundo lugar) y convertirlo en el heredero de los estados peninsulares catalanoaragonés y castellanoleonés.