Galinsoga: "Todos los catalanes son una mierda"

Tal día como hoy del año 1959, hace 61 años, Luis Martínez de Galinsoga y de la Serna (Cartagena, 1891 – Madrid, 1967), director de La Vanguardia Española desde el día siguiente de la ocupación franquista de Barcelona (27/01/1939), clamó públicamente y a viva voz: “Todos los catalanes son una mierda”. Aquella frase la pronunció después de asistir a la misa que se oficiaba en la iglesia de Sant Ildefons, en el barrio barcelonés de la Bonanova. Según las fuentes, Galisonga protestó porque el rector había oficiado la homilía en catalán y no quiso atender a las explicaciones del sacristán cuando le dijo que en aquella parroquia se oficiaban diariamente seis misas en castellano y dos en catalán.

Galinsoga había sido impuesto director de La Vanguardia Española por el filonazi Ramón Serrano Suñer (en aquel momento ministro de Interior del gobierno franquista y conocido popularmente como "el cuñadísimo" por su relación familiar con el dictador Franco). Galinsoga fue impuesto con el objetivo de españolizar la publicación e impedir cualquier manifestación periodística catalanista, ni siquiera regionalista. Eliminó la sección "Cataluña", trasladó las noticias de actualidad de la ciudad a un plano secundario y anodino titulado "Vida de Barcelona" y durante años el rotativo salió en portada con noticias siempre relacionadas con el gobierno franquista y con el estado español.

Galinsoga dirigiría una carta al rector de la parroquia de Sant Ildefons reafirmándose en sus declaraciones. A partir del hecho, el catalanismo político y cultural en la clandestinidad impulsó una campaña de boicot al diario La Vanguardia Española exigiendo el cese de Galisonga. El diario perdió miles de suscriptores y de anunciantes; y sus propietarios, alarmados, solicitaron al gobierno de Franco autorización para cesar a Galinsoga. Lo que había empezado en una iglesia de barrio se convirtió en un asunto de estado. El 7 de febrero de 1960, Franco ordenaba cesar a Galinsoga y ponía en marcha la Operación Cataluña para mostrar la supuesta cara amable del régimen.