Tal día como hoy del año 1942, hace 75 años, un pelotón militar fusilaba a Joan Peiró i Belis ante la tapia del cementerio de Paterna (País Valencià). Peiró había sido detenido en 1940 por la Gestapo en la Francia ocupada por los nazis, mientras organizaba las ayudas básicas que tenían que recibir los refugiados republicanos en el exilio. Fue entregado a las autoridades franquistas, que habían pedido su extradición, en febrero de 1941, y estuvo retenido e incomunicado en las dependencias de la Dirección General de Seguridad, en Madrid, donde sufrió torturas: le arrancaron a golpes varias piezas dentarias. Fue juzgado por un tribunal militar franquista, condenado a muerte y fusilado tres días después.

Joan Peiró había nacido en el barrio barcelonés de Sants en 1887 en el seno de una familia obrera de condición humilde. Fue incorporado al mundo laboral con solo 8 años. Hasta los 22 años no aprendería a leer y a escribir, pero sus extraordinarias capacidades intelectuales y dotes de organización lo llevarían a dirigir los sindicatos Confederació del Treball de Catalunya (1918) y la CNT de ámbito estatal (1922). Desde allí condujo, junto con Salvador Seguí, el Noi del Sucre, una parte significativa del anarquismo hacia la arena política. Fue director de la publicación Solidaridad Obrera (1930) y, también, de Revista de Catalunya (1937), la primera de la CNT redactada en catalán.

Durante la Guerra Civil de 1936-1939, Largo Caballero, presidente del gobierno de la República, lo nombró ministro de Industria. Tanto en su responsabilidad sindical como en la de miembro del gobierno de la República, persiguió a los elementos incontrolados que, en la retaguardia republicana, atentaban contra la vida y contra los bienes de las personas vinculadas a la Iglesia y a los partidos de derecha, favorables o contrarios a los militares golpistas. De estos elementos incontrolados proclamó que no eran defensores de la causa republicana, sino que eran delincuentes y criminales, movidos por sus intereses personales y en ocasiones financiados por el gobierno de los militares sublevados.

Peiró trabajó incansablemente para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera. Creó la Cooperativa Cristalleries de Mataró (1925), que constituyó un sistema propio de prestaciones para los trabajadores y sus familias. En 1942, mientras estaba detenido en las dependencias de la policía franquista, el ministro Serrano Suñer, conocedor del prestigio y de la experiencia de Peiró, le ofreció la dirección de los sindicatos verticales del régimen dictatorial. La negativa de Peiró precipitó su ejecución. Peiró fue fusilado porque era todo lo que el franquismo odiaba profundamente: catalán, obrero, progresista, republicano, íntegro e inteligente.

 

Imagen principal: Joan Peiró / Fuente: Uníó de Cooperadors de Mataró