Insufrible: que no puede ser sufrido o soportado. Completado el segundo bloque del debate de candidatos emitido por TV3 y Catalunya Ràdio, no soy capaz de encontrar una calificativo que en una sola palabra defina con mayor precisión la sensación de vergüenza que he tenido como espectador. Un debate a ocho muy pobre en contenidos donde predominaron los insultos y las descalificaciones, fundamentalmente entre una derecha desnortada que se disputa, según los sondeos, los tres últimos lugares del ránquing del próximo domingo en Catalunya. El espectáculo televisivo de Inés Arrimadas, de Ciudadanos, y Cayetana Álvarez de Toledo, del Partido Popular, casi convirtió en muchos momentos al candidato de Vox, Ignacio Garriga, en un político nada diferente a los otros dos partidos de la derecha.

Tres comentarios y una valoración individual de cada uno. Un debate a ocho no sirve para nada positivo, ya que el cuerpo a cuerpo se pierde en la inmensidad tediosa de muchos minutos de aburrimiento. Pasa tanto tiempo en las réplicas que lo único que acaba quedando son los gestos o las actitudes más que las respuestas. Si el debate español a cinco ya es complicado, el catalán es mucho peor. Segundo, no habrá una oportunidad como la del domingo para que el independentismo logre el 50% o más de los escaños en disputa en Catalunya. Fuera de la represión o la exigencia de un paso atrás del independentismo y de todas sus iniciativas políticas no hay estrategia alguna en el espacio unionista. Digámoslo claro: el domingo también se vota si se apoya o no la desproporcionada e injusta condena de la sentencia del Tribunal Supremo a los presos políticos catalanes de cien años de prisión.

Un último apunte en forma de ruego a los partidos independentistas. No tiren por la borda el enorme caudal popular de repetidas victorias en las urnas y de ilusión y esperanza de millones de catalanes. Pacten y acuerden las líneas rojas que no serán traspasables en las Cortes españolas. El resultado del 10-N dejará, seguramente, en manos del independentismo un papel clave en la política española. Si es así, tiene que quedar claro que no hay solución en España sin solución en Catalunya. Esa debe ser la máxima con la que ponerse a trabajar a partir del lunes.

Un apunte personal y, obviamente, subjetivo, de cada uno de los ocho candidatos: Gabriel Rufián, agresivo; José Zaragoza, ortodoxo; Jaume Asens, naif; Laura Borràs, distante; Inés Arrimadas, maleducada; Cayetana Álvarez de Toledo, impertinente; Ignacio Garriga, crecido; Mireia Vehí, perdida. ¿Y Vicent Sanchis? En su sitio.