El equipo del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, está lleno de perlas. Una de ellas es Irene Lozano, escritora, periodista y exdiputada en el Congreso de UPyD, la formación que lideró Rosa Díez. Pues bien, Lozano es ahora secretaria de Estado del organismo llamado España Global, que ha sustituido al fiasco que fue Marca España, el proyecto estrella de Mariano Rajoy y que presidió el empresario Carlos Espinosa de los Monteros. Bajo el paraguas de España Global queda la gestión de la marca e imagen española en el extranjero, muy tocada a raíz de la crisis con Catalunya, la violencia policial del 1 de octubre, el insólito encarcelamiento de los líderes sociales Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, la suspensión del Govern catalán y la posterior fagocitación hacia el exilio o la prisión de sus miembros. 

España no se ha recuperado de todo esto y desde luego ha perdido la batalla de la explicación en el extranjero. Primero con Margallo al frente de Exteriores, después con Dastis y ahora con Borrell. Bien es cierto que Borrell es el que le pone más pasión en esta derrota, seguramente porque aunque es tan independentista como todos los exministros o sus compañeros de gabinete, es el menos diplomático y un tergiversador de peso y con solera de muchos años de la verdad. ¡No ha llegado a decir que la violencia policial del 1-O es una gran fake news!

Lozano nos ha explicado este domingo que el gobierno español piensa realizar una campaña contra los independentistas en el extranjero acusándolos de desinformación coincidiendo con la celebración del juicio del 1 de octubre en el Tribunal Supremo y que tendrá para eso España Global una dotación presupuestaria. "Para defendernos tiene que haber dinero y habrá por parte del gobierno". Lo cierto es que ni las presiones de Margallo a los socios europeos, ni las mentiras de Dastis en la prensa internacional han conseguido tumbar la mirada de una parte muy significativa de la opinión pública mundial. Borrell y Lozano tampoco lo conseguirán con dinero y el estado español debe llevar a cuestas que el juicio también es a la calidad de la democracia española.

Por cierto, ¿no serán estos dineros una partida de los presupuestos que con tanto ahínco trata de aprobar el PSOE con los independentistas? Borrell es bien capaz de ello.