Hace unas semanas, Naturhouse anunció que abandonaba Barcelona y pasaba a instalar su sede central en Madrid. La noticia, sin embargo, tenia tres condicionantes que muchos medios prefirieron ocultar: su propietario, Félix Revuelta, se ha posicionado claramente en contra del proceso de independencia que se está produciendo, pero no va a cerrar ninguna de las tiendas que tiene en Catalunya. El negocio en España de Naturhouse está lejos de las 1300 tiendas de 2008 y actualmente quedan unas 600. Y, finalmente, la crisis del Banco Popular le ha pegado un buen pellizco a su patrimonio, donde ha aceptado pérdidas de 45 millones de euros.

Es importante decir todo lo anterior porque la información incompleta es cualquier cosa menos información. Lo mismo sucede con la cantinela, tantas veces repetida, de que las empresas tienen miedo y se están yendo de Catalunya. O no están viniendo. O no se están creando porque hay miedo. Falso de toda falsedad. Y no porque lo diga la Generalitat, que es una fuente ya de por si fiable, sino porque quien lo ha certificado es el Directorio Central de Empresas (DIRCE), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Allí aparece que entre 2014 y 2017 el crecimiento del número de empresas activas con sede en Catalunya se ha acelerado un 5,6%, cuatro décimas más que en España. Un total de 608.981 empresas tienen su sede en Catalunya, el 18,5%. Y 526.156 en la Comunidad de Madrid, el 16%. Esos son los números del INE, organismo adscrito al Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, y otra cosa serán los discursos y la propaganda que los acompañen. El dinamismo empresarial de Catalunya es un hecho contrastado incluso en condiciones políticas nada fáciles y con muchos ministerios más pendientes de poner zancadillas a los consellers de la Generalitat que de remar en la misma dirección. Y aún así ahí están los resultados.