La directiva del Fútbol Club Barcelona con su presidente a la cabeza, Josep Maria Bartomeu, sigue agazapada a la espera de que amaine el temporal y la crisis institucional abierta después de que se haya destapado que la entidad tenía contratada a una empresa que difamaba a jugadores, exjugadores, empresarios y políticos, desaparezca con la rapidez que llegó. Esto ya no pasará porque por en medio se han anunciado querellas, el propio Bartomeu ha tenido que dar explicaciones a los jugadores y se ha tratado de aplicar un cortafuegos, a todas luces insuficiente, como es la rescisión del contrato con la empresa I3 Ventures. Cuesta imaginar qué explicaciones puede haber dado a futbolistas como Leo Messi y Gerard Piqué, dos de los afectados en la difamación de la empresa contratada por el Barça. En un momento, además, que el argentino empieza a estar incómodo con muchas de las cosas que vienen sucediendo en el club en los útimos tiempos. 

Ante la avalancha de críticas a la actitud de la junta directiva, un Bartomeu desconcertado por lo que empieza a parecer un ajuste de cuentas dentro de la misma directiva, el muro de contención se ha situado aceptando dos premisas: la empresa trabaja desde 2017 —supuestamente habría cobrado algo menos de un millón de euros por seis trabajos— y el encargo que tenían por parte del club era técnico y no pasaba por la difamación. A partir de aquí, el silencio más absoluto. Ninguna conferencia de prensa por parte de la entidad blaugrana y una gestión comunicacional muy desfasada e impropia de los tiempos presentes, más lógica de quien tiene algo que esconder que de aquel que quiere explicarse y que no quede ninguna sombra de duda respecto a su actuación. Sinceramente, demasiado amateur e insuficiente para quienes aún podíamos pensar que lo publicado pudiera ser desmentido de una u otra manera, ya que costaba creer que una chapuza de tal naturaleza hubiera podido llevarse a cabo.

Son explicaciones demasiado inconsistentes: ¿cómo se entiende que en tres años no haya habido ningún tipo de seguimiento por parte del club del trabajo que hacía I3 Ventures? Un millón de euros es mucho dinero para que nadie tenga la responsabilidad de evaluar el encargo realizado. ¿O es que el dinero que se gasta en el club se despilfarra con esta alegría? Después está la empresa contratada, I3 Ventures, con un administrador único, Carlos Ibáñez Constantino, con una larga trayectoria en el mundo de los datos informáticos y la manipulación de redes sociales. Cuando uno se pone en manos de una empresa con esta reputación, quizás lo extraño es que algo pueda salir bien y cuesta mucho convencer a la opinión pública de lo contrario.

El hecho de que el Barça juegue el próximo partido en el estadio —el sábado 22— frente al Eibar, en medio de una ebullición interna que parecía superada con los años, permitirá contemplar si el escándalo ha hecho mella en la afición y cuál es su posición. El veredicto de los socios que, al final, ponen y quitan presidentes, y la línea ética que nunca se tiene que cruzar.