Seat comunicó este miércoles a los sindicatos que la llegada del coche eléctrico en Martorell provocará un descenso de las horas de trabajo que provocará que haya un excedente de plantilla del 30%, que en la práctica quiere decir que en los próximos años la empresa necesitará a menos gente para su producción de vehículos y que, en última instancia, se podría traducir en un expediente de regulación de empleo, aunque la automovilística subraya que esta reducción no quiere decir que el recorte de plantilla también sea del 30%. Ahora bien, antes de llegar a este último recurso, la empresa ya ha asegurado que se está trabajando para aumentar los volúmenes de producción los próximos años y compensar este expediente. De hecho, el problema es que esta reducción está prevista en los próximos 5 años, lo que también podría implicar que se deje de contratar gente y se aprovechen las jubilaciones para reducir este porcentaje. Lo que sí que es seguro es que solo en la planta de Martorell sobrarían unos 2.400 puestos de trabajo y serían 4.500 si contamos el total de la plantilla de Seat, que actualmente son unos 15.000.

Seat lo comunicó así a los sindicatos en el transcurso de la primera reunión para negociar el 20.º convenio colectivo, donde también se está teniendo en cuenta la posibilidad de un excedente mayor si la planta de Seat Componentes no se adjudica el motor eléctrico, por todo ello, a los sindicatos han lamentado que la compañía no haya concretado como afectaría a este descenso del empleo en la plantilla. A propósito de eso, este descenso será causado porque el coche eléctrico té menos cantidad de componentes que un coche tradicional de combustión. De hecho, esta reducción es del todo aplicable a toda la industria de la automoción, no únicamente en Seat, según explican fuentes de la empresa. UGT y CCOO han lamentado que la empresa no concrete qué excedente tendría la plantilla ni cuáles alternativas industriales o modelos de vehículos se prevén en un futuro y consideran que "no se tienen que realizar ni eficiencias ni aplicar medidas de flexibilidad" hasta la firma del convenio. Además, exigen que la empresa también detalle qué impacto en el empleo esta reducción del 30% en cada área y centro de trabajo.

Sobre el convenio que justo ahora se empieza a negociar, los sindicatos, UGT y CCOO, ya han informado de que la empresa propuso una vigencia del convenio entre el 1 de enero del 2021 hasta el 31 de diciembre del 2026 y un paquete de competitividad para conseguir una rentabilidad sostenible mediante una contención salarial durante este periodo. Delante de eso, los dos sindicatos ya han dejado claro que su vigencia del 20.º convenio colectivo tiene que empezar a partir del 1 de enero del 2021, con carácter retroactivo, "independientemente de la duración que se acuerde" y que se tiene que incluir el aumento salarial correspondiente al año pasado, que la empresa en principio no prevé. De momento, la empresa ha planteado el mantenimiento de las tablas salariales sin aplicar el aumento del IPC correspondiente al 2021 y un incremento de días de jornada individual anual. En este sentido, UGT y CCOO han subrayado que si se ha retrasado la negociación del convenio ha sido por el "contexto excepcional" de los dos últimos años a raíz de la pandemia y la crisis de los semiconductores. Por eso, considera que la propuesta supone una "falta de respeto" a la plantilla teniendo en cuenta, añaden, que "ha redoblado esfuerzos" y ha dado "un ejemplo de profesionalidad" durante el 2020 y 2021.

En un comunicado conjunto, los dos sindicatos aseguran que son conscientes del actual contexto de "transformación sin precedentes" del sector de la automoción en la transición hacia la electromovilidad, pero han pedido que este proceso sea "justo" y "poniendo a las personas en el centro", un requisito que consideran que ahora no se está produciendo, concluyen. Por su parte, Seat asegura que ha iniciado la primera de estas reuniones con "espíritu de cooperación y diálogo" y con el objetivo de ser una compañía "más robusta y sostenible". "Tenemos que aprovechar los próximos cinco años hasta la llegada del coche eléctrico para reorganizarnos y asegurar una adaptación progresiva", apuntan fuentes de la compañía.