Estamos que lo tiramos. Los diarios aun no lo dan por deshecho, a la espera de la decisión de los organizadores, pero el Mobile de este año está al borde de la suspensión. El acontecimiento combina la mayor exposición y congreso del mundo sobre la industria de la comunicación móvil. En él participan ejecutivos y representantes de los operadores, vendedores y propietarios de contenidos de todo el mundo y una serie de start-ups y emprendedores relacionados con este ecosistema empresarial.

Los diarios de Madrid van a la suya, naturalmente —el Mobile se celebra en Barcelona desde 2006—. Para ellos, la noticia más relevante es el alboroto organizado en torno al encuentro del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, en Barajas. La causa del alboroto es que la UE prohíbe la entrada en su territorio en los miembros del actual gobierno de Venezuela. Este asunto tiene entre cero y ninguna presencia en las portadas de los diarios de Barcelona. Debe ser una variante más del llamado "hecho diferencial".

Quizás también es una muestra clara del cosmopaletismo madrileño. The New York Times, que juega de verdad la liga de la prensa global, publica una crónica muy poco halagüeña de la crisis desatada por las repercusiones de la epidemia. Han hablado con economistas y ejecutivos de aquí y allí y la conclusión es que no sólo puede suponer una nueva recesión en Alemania, sino que tendrá consecuencias graves para la economía mundial, según el presidente de la Reserva Federal, el banco central de los EE.UU. "Llamo a China cada día", explica Ola Källenius, el CEO de Daimler, uno de los colosos de la automoción mundial (el fabricante de los Mercedes-Benz, entre otras marcas). Los países que tienen en Alemania su principal socio comercial tiemblan. Europa se angustia.

Entretanto, en China se vive un situación medieval. "Es como Europa en la Edad Media", ha dicho Jörg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio Europea en aquel país. Barcelona sabe algo de todo esto. En mayo de 1348, un barco llegado de Génova atracó en el puerto para descargar. La mayoría de la tripulación estaba afectada por la peste negra. La enfermedad mató al 60% de los barceloneses, según algunos cálculos. En 1647, una nueva epidemia de peste, llegada de África, se llevó por delante al 20% de los barceloneses. Nada de todo eso ocurrirá ahora, claro. Pero China, fábrica del mundo, está parada. Las consecuencias serán muy graves. Quizás las portadas deberían prestarle más atención, sin desmedro del Mobile y, por supuesto, del ministro Ábalos.

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