En Catalunya, los precios de los bienes y servicios de consumo subieron al 9,7% en junio, motorizados por el encarecimiento de la energía —la guerra de Ucrania— y el impulso postpandemia. Esto es la inflación. Frenarla y devolverla al 2% es el objetivo del Banco Central Europeo (BCE), que este jueves ha subido un 0,5% los tipos de interés que cobra a bancos y entidades financieras para prestarles dinero. El doble de lo que había previsto. Por lo tanto, los bancos cobrarán más intereses a los clientes para compensar el aumento del precio del dinero. Si el dinero es más caro, la gente pediremos menos créditos —consumiremos menos— y los inversores dejarán de poner dinero en los negocios. En fin, habrá menos dinero en circulación. Menos dinero significa menos gasto. Menos gasto significa menos ventas. Menos ventas quiere decir que tarde o temprano los precios caerán. Si caen los precios, cae la inflación. El riesgo es que, si no se calcula bien el aumento de tipos, la economía entre en recesión. Al mismo tiempo, algunos precios están atados al tipo de interés del BCE, como las hipotecas o los préstamos al consumo. Es decir, la decisión del BCE toca tu bolsillo.

Explicar en un titular la decisión del BCE no es tan sencillo. Las portadas de este viernes lo demuestran. El Periódico, siguiendo su tradición más popular, lo toma por la consecuencia más relevante para la mayoría de los ciudadanos: el aumento de tipos encarecerá las hipotecas de la vivienda, en concreto 100 euros más al mes según publica el diario. La Vanguardia, al contrario, intenta llamar la atención calificando la movida de "sorpresa" en vez de explicar la sustancia o la finalidad. Es un recurso típico. Atraer al lector a la comida con uno emplatado vistoso y un poco de sal y pimienta es un recurso nada extraño para explicar cosas complicadas. Ara también lo utiliza —habla de "giro histórico"— quizás con más maña, porque apunta el objetivo: frenar la inflación. A El Punt Avui no se le entiende nada, seguramente porque dos o tres palabras no bastan para explicar esta operación. Dice que el "BCE aprieta" y parece que el banco central europeo nos quiera ahogar, asfixiar, atragantar o cosa peor.

El País juega el mismo truco de asustar y/o de hacer ver la magnitud formidable de la cosa con el verbo "liquidar" —parece que se ha asesinado a alguien— y la expresión "la subida mayor en 22 años". Sin ningún tipo de duda, este recurso impacta pero, como se ha dicho ahora mismo, son detalles más bien banales que no explican ni el meollo de la medida ni sus consecuencias. La Razón, como Ara, va directo a portería y dice que se trata de parar la inflación. El Mundo habla del "fin del dinero gratis", expresión inquietante porque a todos nos gusta el dinero y más si es gratis. Añade, sin embargo, aguafiestas, que se trata de "enfriar la economía" —expresión clásica— y contener la inflación. Queda por comentar ABC pero no se deja, porque en portada no dice nada de los tipos de interés y la dedica íntegramente a las cocinillas políticas del Poder Judicial en la ratificación del nuevo Fiscal General español. En el título principal explica que el nuevo jefe de los acusadores públicos se ha encontrado con el banquero andorrano a quien la policía patriótica hundió el banco porque no colaboraba en fabricar pruebas contra los Pujol. No se sabe si el diario se alarma o le cae bien. Seguramente se alarma con afán de presentar al nuevo Fiscal General como una terminal del PSOE que quiere enfangar el prestigio mundial y la trayectoria magnífica de estadista de Mariano Rajoy, cuya vida guarde Dios muchos años.

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