Los hogares y las empresas de la zona euro ya están sintiendo los efectos de una inflación más alta y una actividad económica más débil, en medio de la crisis energética en curso provocada por la guerra en Ucrania. La revisión de la estabilidad financiera (FSR) de noviembre de 2022 expone como el deterioro de las condiciones económicas y financieras ha aumentado los riesgos para la estabilidad financiera de la eurozona.

Este año se han visto caídas notables de los precios de los activos financieros en muchas regiones y clases de activos, un aumento de la volatilidad del mercado y, a veces, una liquidez del mercado tensa. Los fuertes movimientos de los precios de los activos también han provocado peticiones de margen inesperadamente grandes para algunos participantes del mercado, en particular las sociedades no financieras y las instituciones financieras no bancarias, que comprueban su preparación de liquidez.

Contexto peligroso

Estos cambios de precio de los activos han reflejado una incertidumbre creciente sobre la cual se exigirá a la política monetaria para moderar la inflación a las economías avanzadas. A medida que las condiciones financieras se endurezcan, las vulnerabilidades de la ciudadanía, los hogares y las empresas más endeudadas corren un riesgo más grano. A pesar de la interrupción de la actividad económica inducida por la pandemia, los impagos de las empresas y el paro, gracias a varias medidas de apoyo a las políticas, se han mantenido bajos. Así, los bancos se han protegido de las pérdidas de préstamos. Aunque ahora se benefician de las ganancias a corto plazo derivadas del tipo de interés y márgenes más elevados, las perspectivas de crecimiento deterioradas apuntan a un aumento de los riesgos a medio plazo.

En este sentido, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) y exministro español del PP, Luis de Guindos, ha advertido este miércoles que aumenta la probabilidad de una recesión técnica en la zona del euro, es decir, dos trimestres consecutivos de contracción económica peligrosos. De Guindos alertó del incremento de los riesgos para la estabilidad financiera al presentar el informe semestral sobre este tema que realiza la entidad. "La gente y las empresas ya sienten el impacto del aumento de la inflación y la ralentización a la actividad económica", asegura De Guindos. "Nuestro análisis es que los riesgos para la estabilidad financiera han aumentado, mientras que es más probable una recesión técnica en la zona del euro. Al mismo tiempo, las condiciones financieras se han endurecido en la medida en que los bancos centrales actúan para controlar la inflación", según la entidad monetaria europea. El BCE empezó a subir los tipos de interés en julio y, de momento, están al 2%, aunque se prevé que los incrementará más.

¿Qué es una recesión técnica?

Una recesión técnica es un descenso importante, generalizado y prolongado de la actividad económica. Una regla general popular es que dos trimestres consecutivos de caída del producto interior bruto (PIB) constituyen una recesión. Las recesiones suelen producir disminuciones en la producción económica, la demanda de los consumidores y el empleo. Los economistas de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) definen una recesión como una contracción económica que empieza en el punto álgido de la expansión que la precedió y acaba en el punto más bajo de la caída posterior. También se considera las nóminas no agrícolas, la producción industrial y las ventas al detalle, entre otros indicadores, para identificar el inicio y el final de una recesión.

El último informe presentado por el Banco Central Europeo este miércoles constata que los gobiernos de la zona del euro han gastado alrededor del 1,4% del PIB en medidas discrecionales desde la invasión de Ucrania. La mayor parte de eso refleja el apoyo para amortiguar el aumento de los precios de la energía y la inflación, y varios gobiernos han anunciado prórrogas del soporte energético hasta el 2023. Este estímulo importante llega en un momento en qué los gobiernos justo cuando acababan de poner fin en las medidas de apoyo relacionadas con la pandemia y cuando la normalización del ha empezado la orientación de la política monetaria. En más, el aumento de las tasas de los nuevos depósitos, en particular en los países con una incidencia más alta de tipo de depósitos negativos, y los fondos con vencimiento, se han empezado a traducir en unos costes medios de financiación más elevados para los bancos. Dado el gran cambio de la última década de los préstamos variables a los préstamos a tipo fijo, los costes de financiación más elevados pueden disminuir algunos de los beneficios para los bancos de los tipos de interés más altos.

Los riesgos al alza para la inflación, especialmente de los precios de la energía, y los riesgos a la baja para el crecimiento han aumentado y se unen a la incertidumbre sobre el camino preciso para la normalización de la política monetaria, menos espacio fiscal, mercados financieros más volátiles y múltiples riesgos geopolíticos. En conjunto, estos avances amplifican el riesgo de ajustes desordenados a los mercados financieros y las presiones, además de aumentar las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda para los hogares, las empresas y los gobiernos más endeudados.