Guillem López Casasnovas (Ciutadella de Menorca, 1955) es ya una cara muy conocida en el ámbito económico. Es catedrático de Economía en la UPF, fundador del Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES-UPF) y fue consejero del Banco de España (2005-2017). Su especialización en economía pública y salud lo ha hecho una opinión imprescindible en tiempo de pandemia. Casasnovas es también autor del libro Diálogos en la interfaz de la economía y la salud a propósito de la Covid-19, y en este marco, defiende que lo que hacen falta son ayudas directas y una buena gestión de los fondos europeos. Aunque es crítico con cómo los gobiernos han gestionado la situación, cree que el 2021 puede ser el año en que empecemos a recuperarnos.

Guillem López Casasnovas ACN

Guillem López Casasnovas / ACN

¿Las ayudas directas a los sectores más afectados por las restricciones serían la receta para empezar a salir de esta crisis? ¿Por qué no se hacen, como se han hecho en otros países?
Más allá de los ERTE, el Estado no lo hace por ortodoxia económica, por una parte, y porque no sufre en carne propia las quejas de los afectados por su inacción, por la otra. Al mismo tiempo, los gobiernos autonómicos no lo hacen por falta de tesorería y de acceso a los mercados de deuda, de incapacidad para encontrar vías alternativas de liquidez y por falta de competencia gestora. Todo en este orden de responsabilidades.

¿Es necesario incrementar más el gasto? ¿En qué medida?
Lo que hacen falta son ayudas directas a los cierres de negocio impuestos por razones sanitarias. En un país normal, eso sería gestionable con rapidez, con la condicionalidad de que algunas de estas ayudas (hacer alguna formación online, por ejemplo), con aviso de fiscalización ex post y/o de retorno con la superación de la pandemia. Recordemos que hay sectores económicos que con la crisis les va bastante bien, y que la liquidez que ofrece Europa da ventajas al endeudamiento por tipo de interés cero o casi, y a la concentración por compra de empresas que cazan gangas.

¿Cree que el hecho de estar ante unas elecciones en Catalunya ha condicionado la manera como el Govern ha gestionado la pandemia?
No de momento. Ahora parece que al fin se lanzarán a ofrecer ayudas con más músculo. La oposición dirá que es por motivos electorales, pero en realidad será por la comprobación definitiva de que el Estado no lo hace ni lo hará en su lugar, y que con las reglas fiscales suavizadas no valen ya las excusas. Lástima que las capacidades de gestión no garanticen ni el buen uso ni una fiscalización creíble de estos gastos, ni que su destino no acabe en manos de los lobbies empresariales. Pero tendremos que arriesgar, vista la importancia del momento.

¿Podemos confiar en los fondos europeos para quitar presión a la economía catalana o confiamos demasiado en ellos?
No confiamos nada, pero seguro que serán decisivos para rehacer nuestra economía, que tan necesitada está de reconstrucción y transformación.

Las pymes hace meses que avisan del temor que la adjudicación de los fondos europeos por parte de la Moncloa beneficie a los grandes antes que a las pymes. ¿A qué se debe este miedo? ¿Podemos confiar en que eso no pase?
Yo, de entrada, estoy más tranquilo con proyectos salidos del país y evaluados en Europa que filtrados por la Moncloa. Pero a pesar de las incertidumbres, tenemos que hacer emerger toda la capacidad y talento del país para esta reestructuración que requieren muchos de nuestros sectores productivos tradicionales, y ofrecer palancas a los nuevos sectores incipientes. En este sentido, las organizaciones empresariales tendrían que ser un empuje y no un problema. No entiendo cómo hasta ahora han sido activos contra una Generalitat desarmada y pasivos ante el Estado, protestando en la plaza de Sant Jaume y no en la Delegación del Gobierno.

¿Hacia dónde se tienen que redireccionar estos fondos de transformación a fin de que realmente provoquen el cambio que necesita nuestra economía? ¿Hay que huir del modelo económico centrado en el turismo y la restauración?
La industria del automóvil hacia alternativas al motor de combustión; el agroalimentario al equilibrio con la no contaminación de purines; el petroquímico hacia el hidrógeno... Y palancas para la biomedicina, startups y, en particular, hacia la computación cuántica y el chip europeo.

El turismo tiene que incorporar el valor añadido del patrimonio cultural y dejar de pensar en la competitividad de la demanda low cost a través de salarios bajos.

¿La gran problemática que hay con las ayudas públicas (prestaciones paro, ERTE, ayudas directas, etc.) es por falta de capacidad económica o de mala gestión?
Las dos cosas. La de la gestión es secundaria, enmendable, pero no menor. Si llegan proyectos europeos, será su gran test de estrés. El trabajo telemático, una cierta descoordinación y el funcionamiento tradicional de la administración ciertamente no ayudan... pero la condición necesaria es la capacidad financiera.

¿La vacuna supone una brizna de aire fresco para la economía?
Sí. Muchos preveíamos un impulso desde la demanda interna primero, y en la externa después, de producto. También de turismo extranjero quizás más tarde: de lo tocada que haya quedado la imagen de España como territorio 'seguro' a ojos externos será clave. Por todo esto no tenemos que dejar perder en ningún caso el tejido productivo por una circunstancia tan adversa como la actual.

¿La economía catalana podría soportar otro confinamiento total como el del marzo pasado?
Sí, con ayudas decididas y decisivas. Nos lo tenemos que poder permitir. ¡Somos pobres, pero no tanto!

¿Cree que este 2021 será el año en que podremos empezar a salir de esta crisis o va para largo?
Empezar diría que sí sin ambages. Recuperar niveles previos tardaremos un poco, más en parte en función de lo estrictos que seamos con las respuestas ahora en la transacción entre salud y economía.