Ford anunció el martes que planea tener en 2021 un vehículo sin conductor que ofrecerá inicialmente a firmas de transporte compartido como Uber, y cuatro años más tarde al público en general. La lucha por tomar la delantera en la presentación del coche autónomo ha comenzado. El jueves, Volvo y Uber avisaron a sus clientes que pondrán a su disposición 100 automóviles autodirigidos en Pittsburgh (EE.UU). 

"Este es un momento de transformación en la industria y un momento de transformación en nuestra compañía", afirmó Mark Fields, consejero delegado del grupo Ford, en el Centro de Investigación e Innovación que la compañía tiene en Palo Alto (California). Sus declaraciones son un hito histórico para esta empresa icono del sector automovilístico.

Esta aventura empezó hace algunos años. Entonces Bill Ford Jr. hizo una visita a Tesla Motors.

Esta aventura empezó hace algunos años. Entonces Bill Ford Jr. hizo una visita a Tesla Motors, siendo ésta una pequeña y prometedora start-up. La visión de los coches eléctricos del visionario Elon Musk y de otras firmas de Silicon Valley hicieron sentir al descendiente del mítico Henry Ford, protagonista de la segunda revolución industrial entre 1908 y 1927, "los vientos del cambio".

El bisnieto del creador de las cadenas de montaje señaló en Detroit a comienzos de este año que la visita "me hizo aún más impaciente". Bill Ford Jr. ha seguido con atención durante estos años los problemas de congestión en las principales ciudades del mundo, que van además a seguir agrandándose. Buscar una solución a este problema es "para mí una manera de reinventar la compañía y que la vuelva muy relevante en los próximos 50 años", ha dicho.

Para ello, Mark Fields entró en conversaciones con el conglomerado Alphabet para el desarrollo de vehículos autónomos en una filial en la que Google proporcionaría el software de los modelos del futuro.

No sólo era Ford, la empresa dispuesta a dar el salto. También General Motors, Toyota, Volvo y otras trabajan en la misma dirección.

No sólo era Ford, la empresa dispuesta a dar el salto. También General Motors, Toyota, Volvo y otras trabajan en la misma dirección.

De hecho, este jueves Volvo ha anunciado que se asociará con Uber para introducir en los vehículos la tecnología AD, que significa autonomus driver o conducción autónoma. Para Volvo se trataría de participar en "la actual revolución tecnológica que está viviendo la industria del automóvil". La inversión asciende a 265 millones de euros.

En esta carrera no están sólo las grandes compañías del motor sino también las firmas líderes de Silicon Valley, donde la competencia es tan dura como la que se entabla sobre ruedas.

En Alphabet, la semana pasada anunciaron la salida del director de la sección de capital riesgo de Google, así como la del director de tecnología de los proyectos de vehículos autónomos, Tony Fadell. Hay problemas.

A su vez, Elon Musk, el hombre que quiere ir a Marte al tiempo que seduce a las elites en el mundo con sus coches eléctricos Tesla, constructor de lanzadores espaciales SpaceX y proveedor de paneles solares SolarCity, se encuentra en horas bajas.

De él [Elon Musk] se dice que "promete mucho y cumple poco"

De él se dice que "promete mucho y cumple poco". Tesla no fue fiel a su compromiso de entregar 17.000 vehículos eléctricos en el segundo trimestre de este año. Asimismo, uno de sus coches autónomos sufrió un accidente mortal hace unos meses. Este hecho pesa mucho en la industria toda vez que el coche autodirigido se presenta como un modelo que evita accidentes en la carretera.

Todas estas circunstancias realzan el papel de Ford, que si en el siglo XX fue capaz de liderar una revolución industrial, acompañándola de salarios elevados y pleno empleo, ahora despierta una pregunta nueva. ¿Será capaz de inventar un modelo de economía satisfactorio que combine un cambio tecnológico que amenaza con suprimir millones de puestos de trabajo, aliándose con nuevas plataformas laborales como Uber, con una nueva clase global y multitudinaria de autónomos?  Ford no es sólo una empresa automovilística. Es también el símbolo del compromiso entre capital, trabajo y tecnología.

Ese fue el caso del modelo Ford T, el coche más famoso del automovilismo de la historia. Aplicando las teorías de Taylor, que creía en la perfecta combinación del hombre y la máquina, y trabajando en serie fabricó un vehículo que costaba 360 dólares, con lo que consiguió a su vez dominar la oferta y la producción del sector creando su propia demanda al subir los salarios a los trabajadores.

Ford no es sólo una empresa automovilística. Es también el símbolo del compromiso entre capital, trabajo y tecnología.

Entre los creadores de modelos T deberían encontrarse fórmulas paulatinas de aplicación de las tecnologías innovadoras en las industrias tradicionales, evitando disrupciones no funcionales. Y de manera que junto a unidades de productos nuevos se auspiciara una demanda efectiva a precios bajos.