El caso de Martín Zubimendi se ha convertido en una historia que incomoda en el Real Madrid. Una decisión mal calculada. Una oportunidad perdida. Una petición ignorada que ahora deja a Xabi Alonso en una posición dura: el técnico tenía razón desde el primer día. Y el club, no.

El entrenador llegó a Chamartín con una idea clara. Necesitaba cambiar la forma de jugar. Quería un equipo que manejara los partidos desde el centro del campo, con orden, control y más inteligencia en cada posesión. No exigió muchos nombres, pero sí uno clave. Zubimendi. Un mediocentro diferente a todo lo que tenía la plantilla. Un jugador capaz de darle una identidad propia al nuevo proyecto. Pero la dirección deportiva optó por mirar hacia otro lado.

Martin Zubimendi Real Sociedad / Foto: Europa Press
Martin Zubimendi Real Sociedad / Foto: Europa Press

Xabi Alonso no supo imponer sus exigencias

El club destinó los esfuerzos a otras posiciones. Reforzar la defensa era urgente. De ahí la llegada de Huijsen y Carreras, dos perfiles que solucionaban los problemas del curso anterior. Trent Alexander-Arnold ya estaba firmado antes de que Xabi Alonso aterrizara en Valdebebas. Y Mastantuono fue una apuesta estratégica, más pensada para el futuro que para el día a día del entrenador. Pero ninguna de esas operaciones respondía a la necesidad más importante del técnico: alguien que ordenara el juego.

Cuando Xabi insistió por Zubimendi, desde arriba respondieron que no era imprescindible. Que Camavinga o Tchouaméni podían ocupar ese rol. Que era un gasto innecesario. El entrenador aceptó la decisión. Desistió en su intento de imponer sus peticiones. Y el tiempo ha demostrado que aquella renuncia fue un error de cálculo. Quedó claro quien manda en el club. Y no es el entrenador.

Pieza clave en el Arsenal

Zubimendi viajó a la Premier League. El Arsenal pagó 70 millones, una cifra que en su momento sonó elevada, pero que hoy parece una inversión brillante. El vasco ha demostrado una madurez espectacular. Juega con autoridad. Es sólido, técnico, fiable. Da continuidad al juego. Aporta pausa. Rompe líneas. Y, sobre todo, hace mejores a los que tiene alrededor. Se ha convertido en un futbolista de élite.

Martín Zubimendi gol España
Martín Zubimendi con España

Su crecimiento se vio claramente con España. En el partido ante Georgia ofreció una exhibición. Marcó. Dominó. Pareció un jugador hecho para grandes escenarios. Tanto, que De la Fuente ahora tiene un problema inesperado para el Mundial: elegir entre Rodri Hernández, Balón de Oro 2024, y un Zubimendi que amenaza con quitarle la titularidad. Un dilema que muy pocos entrenadores del mundo pueden presumir de tener.

Mientras tanto, el Real Madrid sigue acusando la ausencia de un mediocentro de ese perfil. Tchouaméni rinde bien. A veces, incluso muy bien. Pero el equipo sufre partidos que exigen más pausa, más lectura y más control. Ceballos, el único jugador de ese estilo, no entra en los planes del técnico. Y recuperar a Zubimendi ahora, con contrato largo y proyección al alza, es prácticamente imposible.