Uno de los nombres del Barça-Atlético de Madrid era el de Ousmane Dembélé, que tras negarse a salir en el mercado de invierno después de no querer renovar su contrato había vuelto a una convocatoria, a pesar de las reticencias del club. Xavi Hernández lo había convocado y defendido en la sala de prensa, pero lo ha dejado en el banquillo, dándole la oportunidad a Adama Traoré, que en su redebut como blaugrana se ha lucido con una gran actuación, pues ha sido el mejor jugador del equipo, destrozando a Mario Hermoso por la banda derecha.

Y las sensaciones iniciales no han sido buenas, pues Dembélé ha sido pitado cuando por megafonía se han dicho los nombres de los suplentes. La afición tenía ganas de mostrarle su disconformidad, pues Dembélé ha demostrado pensar más en él que en el Barça, por lo que tiene difícil volver a ganarse a un público que lo idolatraba. Joan Laporta, de hecho, no ha dudado en mostrar en público este desencanto con Dembélé, que ha pedido unas cantidades imposibles al Barça, para luego negarse a fichar por el Chelsea o el Tottenham, que lo acogían con los brazos abiertos hasta el final de la temporada.

Dembélé, pitado en el banquillo

Dembélé ha llegado de los últimos al banquillo, dejando otra imagen curiosa. Aubameyang estaba sentado en uno de los laterales del banquillo, junto al resto de suplentes. Dembélé, gran amigo del gabonés de su etapa conjunta en el Borussia Dortmund, ha hecho que sus compañeros cambiaran de asiento, mostrando sus galones.

Y durante los primeros minutos, Dembélé ha estado muy serio, como si estuviera pensando en otras cosas. Poco a poco, sin embargo, se ha ido metiendo en el partido, hasta dejar el gesto que ha sorprendido a todos. La escena ha llegado poco antes del descanso, momento en el que Araujo ha marcado el 3-1, para redondear una primera parte espléndida del Barça.

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Dembélé ha celebrado a lo grande el gol de Araujo / EFE

Dembélé, como un aficionado más

El gol ha sido apoteósico, pues con el Barça jugando muy bien, Piqué ha rematado al larguero. El rebote no lo ha podido rematar Ferran Torres y la pelota ha caído a pies de Araujo, que ha batido a Oblak con un disparo raso. Ha sido entonces cuando Dembélé se ha levantado como un loco, celebrando el 3-1 como un aficionado más, demostrando una pasión inesperada, pues poco antes parecía estar muy enfadado con la situación que está viviendo.

Ahora falta por ver cuál es el papel que le acaba dando Xavi Hernández, que ya sabe que la afición blaugrana ha cruzado a Dembélé, una relación que difícilmente volverá a ser la de antes. 

 

Imagen principal: Ousmane Dembélé, en el banquillo durante el Barça-Atlético de este domingo / EFE