Lamine Yamal está en el punto de mira desde los sucesos acontecidos antes y después del Clásico. Y el panorama se ha enrarecido aun más después del episodio de este martes, cuando la Selección Española tuvo que liberar al jugador por prescripción médica. El asunto ha causado una gran indignación en la Federación. Y aunque el presidente, Rafael Louzan, ha querido restar importancia para calmar los ánimos, la campaña que se ha generado en la capital contra el crack no tiene precedentes. Ahora todo vale contra el joven jugador.
A Lamine Yamal se le acusa de ser “mal español”. Cuestionan que sienta más los colores del Barça que los de España. “Se siente más culé que español”, se puede leer en algún medio, donde consideran que Lamine debería poner su sentimiento patriótico por delante del club de su vida, el que le ha ayudado a llegar hasta donde está y el que, al fin y al cabo, es el que le paga. Los ataques están siendo feroces. Algún iluminado incluso recomienda que no se le vuelva a convocar, como si la Selección pudiera permitirse el lujo de no contar con su mejor jugador con diferencia. La pataleta está siendo de dimensiones épicas (y ridículas). Llama la atención que jugadores en situación similar, como Nico Williams, no han sido atacados con la misma violencia.
Lamine Yamal se gana unos cuantos detractores en el vestuario de la Selección Española
Pero lo más grave no es lo que se dice en el entorno o en la prensa. Lo realmente cuestionable es que, desde dentro del vestuario de la Roja, algunos también se han posicionado contra Lamine Yamal.
El más crítico es Dani Carvajal. El capitán ha pasado de elogiarlo públicamente a marcar distancia. Las tensiones entre ambos vienen de atrás, desde aquel rifirrafe tras el Clásico. Pero ahora se ha sumado un pequeño grupo de jugadores que consideran que el joven delantero se ha distanciado del grupo.
Consideran que Lamine Yamal debería estar más comprometido
Les molesta su exposición mediática, su presencia constante en redes, su vida de estrella precoz. “Ya no es el chico callado de hace un año”, comentan algunos. Lo ven confiado, seguro de sí mismo, incluso altivo. En un vestuario que siempre ha presumido de humildad y trabajo colectivo, eso no se perdona fácilmente.
También se quejan sobre su comportamiento en el terreno de juego. Aseguran que cuando Lamine Yamal está en el campo, la presión colectiva baja. Consideran que su intensidad sin balón no siempre está al mismo nivel que la de sus compañeros. En los últimos encuentros, además, su implicación defensiva ha sido puesta en duda.
Los veteranos han hecho llegar su malestar a Luis de la Fuente. Le han pedido que intervenga antes de que el conflicto crezca. No cuestionan el talento del joven crack, saben que es diferencial, pero exigen que el compromiso y la disciplina sean iguales para todos.
