El verano de Rodrygo Goes ha estado envuelto en ruido. Rumores. Especulaciones. Intereses que iban y venían. Y una posible salida del Real Madrid que nunca terminó de concretarse. El brasileño quería irse. Venía de una temporada horrible. Y su protagonismo no iba a mejorar. Pero no llegaron ofertas reales. Su alto precio y su salario bloquearon cualquier intento.

La decisión final fue quedarse. Rodrygo pidió un cambio. Quería jugar por la izquierda. Xabi Alonso se lo concedió. Sin embargo, la competencia es feroz. Y el Mundial está a la vuelta de la esquina. El margen de error es mínimo.

Rodrygo banquillo
Rodrygo banquillo

Rodrygo estuvo a punto de salir del Real Madrid en verano

Durante meses, su nombre estuvo en todas partes. Arsenal, Tottenham, Liverpool, Manchester City, PSG. Y más. Desde abril, la situación se volvió crítica. Todo se rompió en la final de Copa del Rey contra el Barça. Su primera parte fue un desastre. Fue muy criticado. Y dejó de jugar.

La inactividad terminó con la llegada de Xabi Alonso. El técnico le dio confianza. Pero el rendimiento no mejoró. Rodrygo insistió a sus agentes: quería un destino nuevo. Quería empezar de cero. Pero el Real Madrid pedía 100 millones. Y su salario era elevado. Además, él mismo exigía equipos de máximo nivel. Resultado: ninguna oferta en firme.

Ahí apareció el PSG. Era la vía más clara. La opción más lógica. Fabrizio Romano lo explicó: el club parisino estaba preparado para ir a por el brasileño. Tenían el plan. La hoja de ruta. Pero había un condicionante obligatorio: antes debía salir Barcola. El francés sonó para el Bayern y para el Manchester City, pero no se movió. Igual que Rodrygo. Todo quedó bloqueado. Y la operación se desvaneció.

El delantero tuvo que asumirlo. Ya no había salida posible. Tocaba luchar por minutos en el Real Madrid. Si quería ir al Mundial, tenía que convencer a Ancelotti. Por eso pidió regresar a su zona natural. La banda izquierda. El lugar donde encuentra su mejor versión.

Rodrygo Goes Real Madrid
Rodrygo Goes Real Madrid

Su poco protagonismo y sus exigencias le alejan de cualquier destino

Pero la realidad es otra. Rodrygo es suplente habitual. Y su malestar ya no es un secreto. Vinícius, pese a su bajo nivel, sigue por delante por decreto. Rodrygo empieza a mirar la salida con más insistencia. Con más desesperación. Y con más exigencias.

Porque ese es ahora su mayor problema. Su nombre ya no genera el mismo interés. Sus pretendientes se enfrían. Se apartan. Cada día un poco más. Y sus peticiones no ayudan. Al contrario. Se alejan de su valor real. El brasileño quiere privilegios. Quiere un trato de estrella absoluta. Entre otras cosas, exige un jet privado permanente para él y su familia. Para viajar donde quiera y cuando quiera. Sin límites ni restricciones.

Una condición que suena desproporcionada. Y que lo aleja del PSG y de cualquiera. Porque Rodrygo, rodeado de dudas y sin protagonismo, pide más de lo que ofrece. Y su futuro, lejos de aclararse, se vuelve cada día más oscuro.