El paso de Robert Lewandowski en el Barça empieza a llegar a su final. El delantero polaco asume que su etapa como indiscutible en el once azulgrana está llegando a su fin y, lejos de dramatismos, ya ha activado el plan salida. En el vestuario es un secreto a voces que su rol irá a menos y que el club no tiene entre sus prioridades ofrecerle una renovación más allá de lo pactado.
Lewandowski es consciente de que el Barça mira al futuro y que ese futuro no pasa por él como referencia ofensiva. La competencia, la edad y la nueva hoja de ruta deportiva pesan más que su historial goleador. Y el polaco, que no quiere vivir una temporada desde el banquillo, ha decidido moverse con tiempo y discreción para elegir su próximo destino.
El Barça no garantiza continuidad
En las conversaciones internas no ha habido promesas claras. El mensaje que ha recibido Lewandowski es tan elegante como frío: todo dependerá del rendimiento y del contexto. Traducido al lenguaje futbolístico, eso significa que ya no será titular en las grandes citas. Una situación que el delantero no está dispuesto a aceptar después de una carrera construida desde el éxito máximo.
En este escenario, el propio jugador entiende que 2026 será el punto final. No habrá guerra ni salida traumática, pero sí una despedida pactada. Lewandowski quiere irse bien, con la sensación de haber cumplido, pero también con un último gran contrato bajo el brazo. Y ahí es donde empiezan a aparecer los pretendientes.
Italia y Estados Unidos entran en escena
El primer contacto serio llegó desde Italia. El AC Milan sondeó al entorno del polaco con una propuesta que le seduce a nivel competitivo: seguir en una gran liga europea, con un proyecto ambicioso y un rol protagonista. Sin embargo, no es la única vía abierta ni la más avanzada en estos momentos. La MLS ha entrado con fuerza en la ecuación. Concretamente, el Chicago Fire ya ha movido ficha y le ofrece algo más que fútbol: un contrato potente, una ciudad estratégica y la posibilidad de convertirse en la gran cara visible del proyecto. El “sueño americano” empieza a ganar peso en la cabeza de Lewandowski y su familia.
En el Barça, mientras tanto, asumen el escenario con naturalidad. Saben que su marcha liberará masa salarial y permitirá acelerar el relevo generacional en ataque. Nadie va a forzar nada, pero el club ya trabaja con la idea de que 2026 marcará el final del ciclo. Lewandowski negocia, escucha y decide con calma. El reloj corre y el Barça lo sabe.
