El fichaje de Marcus Rashford por el FC Barcelona fue uno de los movimientos más sonados del último mercado de verano. El delantero inglés aterrizó en el Camp Nou en calidad de cedido, procedente del Manchester United, con la intención de recuperar sensaciones tras dos temporadas irregulares en la Premier League. La operación incluía una opción de compra de 30 millones de euros que el Barça podría ejecutar en junio de 2026. Sin embargo, el jugador ya ha recibido un mensaje claro: si quiere quedarse en la Ciudad Condal de forma definitiva, debe ofrecer mucho más de lo mostrado hasta ahora.
Un inicio con dudas
Rashford todavía no ha logrado asentarse en el once de Hansi Flick. El técnico alemán le ha probado en varias posiciones, tanto como referencia ofensiva en ausencia de Lewandowski, como extremo izquierdo en su rol más natural. Pero en ninguno de los dos papeles ha logrado marcar diferencias. Su velocidad y capacidad para desbordar son incuestionables, pero le está costando adaptarse al estilo asociativo y paciente del Barça.

El rendimiento del inglés contrasta con el de jugadores como Ferran Torres o Lamine Yamal, que han mostrado más eficacia y constancia en estos primeros partidos de la temporada. Eso ha hecho que dentro del vestuario y en el cuerpo técnico ya existan dudas sobre si Rashford merece que el club desembolse los 30 millones para retenerlo.
Un contexto que no ayuda
El Barça vive un momento económico delicado y cada inversión debe estar más que justificada. En ese escenario, Rashford no tiene margen para la irregularidad: debe mostrar un nivel que convenza tanto a Flick como a Deco de que es una pieza diferencial a medio y largo plazo. Su salario no es bajo y, aunque la cláusula de compra no es desorbitada, la directiva solo dará luz verde si el rendimiento del jugador se dispara en los próximos meses.

El aviso está lanzado
Desde dentro del club ya se ha hecho llegar al entorno del delantero un mensaje claro. Rashford necesita mejorar sus cifras en goles y asistencias, pero también su incidencia en el juego colectivo, algo fundamental para Flick. En el Barça no se conforman con chispazos aislados; buscan continuidad, compromiso en la presión y capacidad para marcar diferencias en los grandes partidos.
La temporada es larga y Rashford aún tiene tiempo para revertir la situación. El Barça no descarta su fichaje definitivo, pero el aviso ya está sobre la mesa: solo seguirá en el Camp Nou si demuestra ser un jugador decisivo y regular. Los próximos meses serán, sin duda, una auténtica prueba de fuego para el inglés, que se juega gran parte de su futuro inmediato en el fútbol europeo.