Los acusados por el polémico caso Bemba de Sabadell aseguran que no agredieron ni insultaron a los agentes del cuerpo de antidisturbios de la Policía Municipal que la noche del 27 de septiembre de 2003 participaron en el dispositivo para desalojar el popular bar musical frecuentado por jóvenes de la izquierda alternativa.

En la primera jornada del juicio, los jóvenes se han mostrado "perplejos" con la contundencia policial y han relatado que sintieron "miedo" e "indefensión". Asimismo, han considerado que las detenciones se practicaron con "violencia y agresividad" y han atribuido sus detenciones a "la estética" que presentaban en aquella época. La previsión es que los testigos de este caso declaren el próximo 7 de febrero.

Los acusados han afirmado que no estuvieron dentro del bar Bemba el 27 de septiembre y que tampoco participaron en el enfrentamiento con los miembros de la Brigada de Intervención Rápida de la Policía Municipal de Sabadell, una unidad de antidisturbios que creó el exalcalde Manuel Bustos y que aquella noche hacía su primera intervención. De hecho, a todos ellos se los detuvo en otros puntos de la ciudad y en un local también frecuentado por jóvenes de la izquierda alternativa que se denominaba Sorginak y donde los agentes habrían entrado después de actuar en el Bemba.

El primer acusado que ha declarado en la sala 4 de los Juzgados de Sabadell ha sido el exjugador del Barça, Oleguer Presas, que ha asegurado que no pisó el bar musical Bemba. "Salí a cenar con un amigo y después fuimos a hacer una cerveza al Sorginak y cuando estábamos allí entró la policía", ha relatado. Asimismo ha indicado que no se explica por qué lo detuvieron y que sintió mucha "indefensión e impotencia".

En esta misma línea se han expresado el resto de los acusados que han señalado que la intervención policial fue desproporcionada: "Actuaron con mucha agresividad", ha afirmado Víctor López, que ha reconocido que estuvo en las inmediaciones del bar Bemba pero que no entró porque había mucha gente concentrada: "Me marché de allí muy asustado cuando hubo una desbandada y se oían golpes de porra y tiros de pelotas de goma", ha narrado el joven.

Un desalojo confuso

Con respecto a lo que sucedió en el interior del bar Sorginak, diversos de los acusados han dicho que sintieron "sorpresa" y "estupefacción" cuando vieron entrar decenas de agentes de la Policía Municipal equipados con trajes antidisturbios y porras. "El propietario del local nos dijo que había la policía fuera y que teníamos que salir de uno en uno y cuando nos disponíamos a hacerlo de repente entraron por la fuerza", han descrito diversos de los acusados que han negado haberse atrincherado.

Con todo, ninguno de los jóvenes ha sabido explicar qué pasó exactamente en el Bemba y por qué intervino a la policía. A preguntas de la fiscal, los encausados han negado haber visto cómo grupos de personas lanzaban ladrillos, botellas y otros objetos contra los agentes del orden o haber escuchado cómo se les insultaba.

Este juicio se reanudará el 7 de febrero cuando está previsto que declaren los testigos, entre ellos el exjefe de la Policía Local el año 2003, Jordi Robiralta y el concejal socialista Josep Ayuso, que según algunos testimonios habría estado en la zona la noche de los incidentes.

Las acusaciones

Los abogados de la defensa han pedido que se absuelva a los acusados porque los delitos de los que se les acusa han prescrito. Al mismo tiempo han expresado que se ha producido una vulneración de los derechos fundamentales de los acusados de tener un juicio sin dilaciones indebidas.

"Hay elementos suficientes que hemos puesto sobre la mesa para que el juez acuerde una prescripción del delito", ha remarcado Montserrat Salvadó, abogada de la defensa que ha considerado que "es una vergüenza que a fecha de hoy se esté celebrando este juicio porque hay unos derechos fundamentales que establecen que todo el mundo tiene derecho a tener un juicio en una fecha razonable y eso no ha "pasado".

Al mismo tiempo ha considerado que las declaraciones de los acusados han demostrado que la noche del 27 de septiembre del 2003 no fue "tranquila" y que la actuación policial fue "caótica y desproporcionada".

Un total de once jóvenes fueron detenidos aquella noche. Ocho están acusados por atentados a la autoridad y tres por lesiones. Se enfrentan a penas de entre un año y medio y dos años de prisión.