No hay ningún equipo suizo que haya estado más cerca de la gloria europea que el Young Boys de Albert Sing, un equipo de leyenda que en 1959 rozó la hazaña de ser el rival del Real Madrid de Di Stéfano en la 4ª edición de la Copa de Europa. Todo empezó cuando, después de varios años de malos resultados, aterrizó al banquillo del conjunto de Berna el alemán Albert Sing, ayudante de Sepp Herberger en el Mundial de Suiza 54, aquel en el que Alemania superó a una Hungría sublime por 3-2, en el conocido como "Milagro de Berna".
Sing aportó ideas nuevas y una metodología que trabajo mucho más profesional, a lo que se añadieron fichajes de la talla de Geni Meier, Walter Eich, Ernst Wechselberger o Henz Schneiter. La revolución del equipo, a lo que se añadió la ampliación de su estadio, que pasó a tener una capacidad de 65.000 espectadores, convirtió al Young Boys en una máquina engrasada que no tardaría en recoger sus frutos.

La histórica eliminatoria contra el Wismut Karl-Marx-Stadt
Después de ganar la Copa de Suiza de 1953 y de una gira por los Estados Unidos en los que el Young Boys promocionó el fútbol suizo por primera vez al otro lado del Atlántico, llegó su era victoriosa, cuatro Ligas seguidas, entre 1956 y 1960 que marcaron una era en Suiza y que engrandeció la figura de Sing y sus jugadores. La gran guinda, el epicentro dela leyenda que todavía hoy retumba por las calles de Berna, fue la Copa de Europa de la temporada 1958/59, aquella en la que el Young Boys rozó la máxima gloria.
Después de saltarse la primera ronda al verse emparejado con el Manchester United, que a pesar de ser invitado por la UEFA no participó al estar convaleciente de la tragedia de Múnich, la primera prueba de fuego para el Young Boys fue el temible MTK Budapest, un equipo mucho más hecho que el inexperto conjunto de Sing. Los suizos, sin embargo, se impusieron en la ida, por 1-2, un gran resultado que certificaron en la vuelta, donde golearon por 4-1. Mucho más difícil fue la siguiente ronda, contra el campeón de la Alemania Oriental, el Wismut Karl-Marx-Stadt. En la ida, Rey salvó los muebles, con un gol en el tramo final que puso el 2-2 en el marcador. En la vuelta, el Young Boys sufrió, pero logró un 0-0 que llevó la eliminatoria a un tercer partido. Se disputó en Ámsterdam y el resultado fue de 2-1. El Young Boys se acababa de clasificar para las semifinales de la Copa de Europa.

El Stade de Reims evita la final soñada
El rival de los chicos de Sing fue el temible Stade de Reims, finalista de la Copa de Europa 55/56. La ida fue en Suiza y las crónicas hablan de una asistencia de más de 70.000 personas al estadio, muy por encima de su capacidad máxima. El equipo ganó 1-0, un resultado corto para lo que se vio sobre el terreno de juego. En la vuelta, el Young Boys aguantó el 0-0 hasta poco antes del descanso, cuando encajó en 1-0, un golpe que les acabó pasando factura, hasta perder por 3-0.
En la otra eliminatoria, Real Madrid y Atlético de Madrid llegaron al 3º partido, después de ganar los blancos en el Bernabéu (2-1) y los colchoneros en el Metropolitano. El desempate se disputó en Zaragoza y el Madrid ganó 2-1, con goles de Di Stéfano y Puskas. En la final, que se jugó en Stuttgart, la ganó el Real Madrid, por 2-0, en lo que fue su 4ª Copa de Europa. El Young Boys nunca más logró llegar tan lejos en una competición europea y difícilmente lo vaya a conseguir nunca más. Fue una noche histórica que casi 70 años después se sigue recordando en Berna. Y es que para entrar en la leyenda no siempre es necesario ganar.