Mientras Hansi Flick y el primer equipo del FC Barcelona están centrados en finiquitar LaLiga de una vez por todas, en los despachos la actividad no para. Joan Laporta, Deco y compañía ya trabajan en la confección de la plantilla del próximo curso. Hay varios descartes, así como algunos candidatos a unirse al proyecto de Flick.
Entre estos últimos, se ha mantenido Nico Williams desde la temporada pasada. Entonces todo estaba acordado, pero Nico se echó atrás al no tener la seguridad de poder ser inscrito desde el primer día, mientras apelaba al sueño de jugar la final de la Europa League en San Mamés. Aquel desplante y la actitud de cierto sector de su entorno respecto al Barça, molestaron profundamente al club y al barcelonismo.
Nico Williams, totalmente descartado
Deco y compañía, sin embargo, no habían descartado intentar su fichaje. El tiempo y los goles lo acaban curando todo. Y nadie duda de que Nico se habría sabido ganar a la afición. Además, el jugador no hubiera puesto mala cara a recalar en Barcelona y jugar junto a su íntimo amigo Lamine Yamal. Le haría ilusión jugar la Champions League con el equipo de su vida. Pero vista la trayectoria del equipo en la actual Europa League, no quiere hipotecar más años en Bilbao por jugar unos pocos partidos de Champions. Y veía con muy buenos ojos reengancharse a la opción del Barça.

Raphinha cierra la puerta a Nico Williams
Pocas veces un jugador ha pasado de estar en la rampa de salida a convertirse en pieza intocable tan rápido. Con Flick, el brasileño ha explotado. Sus 30 goles y 23 asistencias en la presente temporada lo colocan entre los mejores extremos de Europa. Pero más allá de los números, ha ganado influencia. Y con ella, poder. Su mensaje ha sido directo: si traen a alguien para su banda, se va.

Raphinha no acepta competencia. No ahora, cuando ha alcanzado el punto más alto de su carrera. Y el Barça, que no está para guerras internas ni para depreciar activos valiosos, ha decidido no arriesgar. Nico Williams no vendrá. No porque no interese, no porque no haya nivel, sino porque traerlo supondría abrir un incendio en el vestuario y negociar con un entorno que ya ha desgastado la relación. Ahora Nico mirará hacia Inglaterra, donde Arsenal y Chelsea lo esperan con los brazos abiertos.