El FC Barcelona afronta la recta final de LaLiga con un objetivo muy claro: levantar el título cuanto antes. Este mismo jueves puede proclamarse campeón si logra una victoria ante el Espanyol en Cornellà, lo que supondría además un golpe simbólico al hacerlo en el campo del eterno rival ciudadano. Pero más allá del objetivo colectivo, en el vestuario culé también hay una motivación individual clara: el Pichichi de Robert Lewandowski.
El delantero polaco ha sido uno de los grandes referentes del equipo durante toda la temporada y, aunque ha pasado por algunos altibajos, sigue teniendo entre ceja y ceja el trofeo al máximo goleador de LaLiga. Actualmente, Kylian Mbappé le aventaja con tres tantos, pero el propio Lewandowski ha dejado claro a sus compañeros que no ha tirado la toalla y que lo va a pelear hasta el final.
Un mensaje claro en el vestuario
Lewandowski ha pedido expresamente el apoyo de los extremos del equipo, especialmente de Lamine Yamal y Raphinha, dos de sus principales socios en ataque. “Ayudadme a marcar”, habría sido el mensaje directo del '9' a los jóvenes talentos, con la idea de forzar más jugadas hacia él y buscarlo constantemente en el área en estos tres partidos finales.
El polaco sabe que su experiencia y olfato goleador pueden marcar la diferencia si el equipo le acompaña. Confía en el gran momento de forma de Lamine Yamal, que se ha destapado como uno de los mejores asistentes del equipo, y en la entrega de Raphinha, que siempre busca generar peligro por banda. También cuenta con la creatividad de Dani Olmo y la irrupción de Fermín, que están ofreciendo alternativas desde segunda línea.
Tres partidos, tres oportunidades
Al Barça le restan tres partidos para cerrar la temporada liguera: Espanyol, Villarreal y Athletic Club. Son rivales complicados, pero todos con defensas vulnerables. Lewandowski ve en estos encuentros la ocasión perfecta para reducir la distancia con Mbappé.
El Barça, ya sin la presión de otras competiciones, puede centrarse en acabar el campeonato con buen juego y buenas sensaciones. Y si de paso ayuda a que su delantero estrella sume un nuevo trofeo individual, mejor que mejor.
Un reto personal que también beneficia al equipo
Aunque el Pichichi es un galardón individual, en el Barça lo ven como una recompensa colectiva. Lewandowski es uno de los grandes líderes del equipo, y su ambición es contagiosa. Flick, que ya ha mostrado su total respaldo al delantero, ve con buenos ojos que el polaco se fije este tipo de metas. Cree que mantener ese tipo de motivaciones competitivas ayuda a mantener la tensión positiva en el grupo, incluso con la Liga ya encarrilada.
Además, Lewandowski sigue siendo una referencia para los más jóvenes. Su hambre, incluso con 36 años, es un ejemplo para los Lamine, Fermín, Cubarsí o Pedri. En un equipo lleno de talento emergente, tener un veterano con ese compromiso y esa exigencia es un tesoro para el vestuario.
Lewandowski quiere el Pichichi y el Barça está dispuesto a ayudarle. Lo ha dicho en el vestuario, lo ha demostrado en el campo y lo piensa hacer en los tres partidos que quedan. Esta noche en Cornellà puede ser el primer paso para lograrlo… con Lamine y Raphinha como cómplices del gol.