Lamine Yamal está viviendo un momento dulce en cuanto a rendimiento y protagonismo. Ha sido la revelación del FC Barcelona y del fútbol mundial. Y lo que le espera por delante promete ser histórico. Pero no todo es color de rosa puertas adentro. Su creciente influencia dentro del club ha empezado a generar tensiones dentro del vestuario. Algunos compañeros ya están hartos de su actitud y de los gestos que, directa o indirectamente, condicionan decisiones deportivas.
El último episodio que ha encendido las alarmas ha sido el intento del Barça por fichar a Nico Williams. El extremo del Athletic Club, gran amigo de Lamine, está cada vez más cerca de recalar en la ciudad condal. Su deseo es claro: quiere vestir de blaugrana, incluso renunciando a ofertas multimillonarias de clubes como el Arsenal o el Bayern de Múnich. Pero lo que no ha pasado desapercibido es la presión interna que Lamine Yamal está ejerciendo para que ese fichaje se concrete.

Lamine Yamal ejerce presión para la contratación de Nico Williams
Aunque el joven no se ha presentado en el despacho de Joan Laporta con exigencias formales, sí ha hecho movimientos claros para influir en la operación. Una publicación en Instagram, donde aparece sonriente junto a Nico justo después de la reunión entre Deco y el representante del jugador, fue interpretada por muchos como un mensaje al club y al vestuario.
Un gesto que no ha gustado nada. Jugadores como Raphinha y Ferran Torres, que ya luchan por minutos en una posición muy concurrida, ven en la posible llegada de Nico una amenaza directa a su protagonismo. Que sea Lamine quien esté impulsando públicamente esa incorporación ha encendido los ánimos. Algunos consideran que está cruzando líneas que no le corresponden.

Molestos en el vestuario
Pero el malestar no se limita solo a los extremos. Voces relevantes del vestuario han empezado a advertir un peligroso paralelismo con lo que en su día ocurrió con Leo Messi. En aquella época, muchos compañeros sentían que solo jugaban quienes formaban parte de su círculo cercano. Y también influyó en fichajes, o a la hora de impedir las salidas de sus ‘amigos’. Ahora, el temor es que se repita una situación similar. Y lo peor: Lamine solo tiene 17 años, su trayectoria aún está comenzando.
En el club nadie duda del talento descomunal de Lamine Yamal. Su impacto en el campo ha sido inmediato, y está llamado a liderar el Barça del futuro. Sin embargo, en los despachos y el cuerpo técnico también hay preocupación por el poder que ha empezado a adquirir. Se teme que su estatus actual le permita condicionar fichajes, alineaciones y decisiones clave, lo que a la larga se traducirá en desestabilización.